La gran mayoría de los rumanos que viven en Castellón, unos 52.000 según el último censo de 2008, tiene claras intenciones de regresar a su país. Es una de las principales conclusiones aportadas por el ‘Estudio del capital social a partir de las redes sociales y su contribución al desarrollo económico’, centrado en este colectivo inmigrante, que fue presentado ayer. Concretamente, el 75% (39.000) asegura tener «expectativas positivas de retorno».

La «precariedad laboral, la escasa confianza en los miembros de la comunidad o la crisis económica» son algunos de los factores socioeconómicos de la sociedad de acogida que explican el elevado porcentaje de extranjeros que desean regresar a Rumanía.

El estudio, impulsado por la Fundación CeiMigra y la Universitat Jaume I, se ha elaborado en base a unas encuestas traducidas al rumano (para facilitar la comprensión de las cuestiones que se planteaban) sobre una muestra de población de 418 personas residentes en Castellón, Vila – real, Burriana, Vinaròs y Morella.

Entre las opciones de quedarse definitivamente en España o regresar, sólo el 25% optó por la primera. Del resto, la mitad estima su vuelta en un periodo no superior a los 10 años. El 23% pretende viajar antes de dos años; el 9% lo hará antes de seis meses; y un porcentaje similar regresará cuando se jubile.

El estudio analiza el capital social que supone la inmigración a través de aspectos como la confianza personal, la participación en el mundo asociativo o la utilización de servicios.

En este sentido, los investigadores han evidenciado la «debilidad» de las relaciones de los inmigrantes rumanos con otros grupos menos afines cultural o ideológicamente (centros escolares, iglesias, asociaciones cívicas y culturales, servicios sociales) y la exigua participación en los mismos. Por ello, reivindican la «implantación de políticas orientadas a la formación de este tipo de vínculos sociales para favorecer la integración social de los inmigrantes».

Las mujeres, más integradas

Los resultados apuntan a que son las mujeres las que están más integradas en el barrio y que la participación en las acciones del vecindario es más activa cuanto mayor es el periodo de residencia.

Fuentes del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local de la Universitat Jaume I destacaron que se trata «del primer estudio de estas características que se acomete desde el Instituto» y subrayaron el «carácter pionero» que presenta al centrarse en el análisis detallado de las redes migratorias como expresión del capital social en el desarrollo local.

La directora del IIDL y miembro del equipo de investigación del proyecto, Ana Fuertes, explicó que este modelo «nos permite evaluar los indicadores sobre integración, participación, conocimiento y utilización de los servicios comunitarios como expresiones del capital social».

El estudio está enmarcado en las líneas de investigación del Instituto sobre los cambios demográficos, flujos migratorios, capital humano y capital social. El equipo de investigación, coordinado por Joan Serafí Bernat, está compuesto por Raquel Agost, Ana María Fuertes, Iluminada Fuertes, Cristina Montañés, Elena Ramona Bucur y Grisela Soto como personal investigador y por Natacha Jiménez y Ángela Margareta como colaboradoras, además de Alba Moliner como personal becario.