Quizá tenga razón Ángel Gabilondo. Najwa, la niña del velo islámico, debería asistir a clase con el accesorio religioso. Debe «prevalecer el derecho a la educación». Para completar el atávico atavío falta que (ella y sus amigas) abandonen las mochilas, lleven los libros atados con una soga y coman gachas en el recreo. Pero también tiene razón el ministro de Educación (o de Adecuación) en que es un asunto de «enorme complejidad». Para estas cosas habría que preguntar a los menos pusilánimes clérigos iraníes que dicen que los terremotos los causan las mujeres promiscuas y vestidas inadecuadamente. O a Evo Morales, que asegura que los pollos hormonados provocan pluma y calvicie. La Confederación Española de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (COLEGAS) ha exigido una rectificación pública del presidente boliviano. No sé si una organización que se llama COLEGAS está en condiciones de exigir. Otro asunto de enorme complejidad.
Malos datos. La encuesta de población en relación a la actividad que elabora el Eustat ha puesto al descubierto la peor de las sospechas: que el mercado laboral no sólo no se ha recuperado en Euskadi, sino que sigue contabilizando datos negativos y en Gipuzkoa concretamente cae en picado. En este territorio se perdieron otros 5.700 puestos de trabajo entre enero y marzo. Malos datos que decepcionan hasta al consejero de Economía y que presagian un proceso de recuperación más lento de lo que se preveía.