* Mi hermoso Dacia - ALEXANDRIA La odisea de Rumanía a Valencia de dos hermanos en el ´coche del pueblo´ de Ceausescu

Mi hermoso Dacia

La Vanguardia, , 20-04-2010

ALEXANDRIA – Enviado especial

Julio Soto: el futuro ha decepcionado pero “los rumanos asimilan el pasado mejor que España”

COLEGIOS SIN ALUMNOS “Queremos que regresen y que nuestro pueblo vuelva a ser joven”

EL IMPACTO DE LA CRISIS Las remesas cayeron el 45% del 2008 al 2009 y se teme un colapso en el 2010
Añoras la aldea, la casa, los vecinos; pero, en el momento en el que vuelves, te encuentras con la misma situación económica y regresas al punto cero", dice Mircea Bujor mientras conduce su viejo Dacia 1300, el coche del pueblo del ex dictador rumano Nicolae Ceausescu por una carretera francesa rumbo a Valencia. Es una escena del nuevo documental Mi hermoso Dacia.

Fue la sexta o séptima vez que los hermanos Bujor habían emprendido el viaje desde Alexandria hasta Valencia en busca de trabajo. Tardan tres días en autobús o coche aunque en esta ocasión el rodaje de la película – que se estrena dentro de dos semanas en el festival Documenta Madrid-alargó el viaje.

El documental – obra del español Julio Soto y del rumano Stefan Constantinescu-cuenta los últimos cuarenta años de Rumanía a través de la historia del Dacia, “un espejo de la sociedad rumana” , dice Soto.

El primer modelo fabricado en 1968 bajo licencia de la Renault se convirtió en el símbolo del desarrollismo de Ceausescu en los setenta. Y las campañas de publicidad del Dacia 1.300 – en realidad un Renault 12-de entonces, reproducidas en Mi hermoso Dacia,recuerdan algo sorprendente: que las aspiraciones de la Rumanía de Ceausescu ydel Dacia 1.300 no distaban mucho de las de la España de Franco y del Seat 124. Cuando, por supuesto, España exportaba enormes cantidades de mano de obra.

El propietario de un Dacia 1.300, sería una “nueva clase de rumano”, anunciaba la propaganda oficial de los setenta ante imágenes de chicas con minifalda, y nuevos bloques de apartamentos. “Conducir hacia un nuevo horizonte”, reza el eslogan.

Pero, tras seguir la historia del Dacia a lo largo de los ochenta – la llamada edad de oro en la que Ceausescu se empeñó en convertir Rumanía en una economía de autarquía, autosuficiente, con resultados desastrosos-,se ve enel filme que el horizonte de la prosperidad, más que acercarse, se aleja.

El viejo Dacia de los hermanos Bujor – cruzando Hungría, el norte de Italia y el sur de Francia en su odisea hacia Valencia-se convierte en otro espejo, el de la fuga de un país entero, huyendo las secuelas de la era Ceausescu y de los bajos salarios y precios disparados de la economía de mercado.

El salario base de un trabajador de la fábrica de Dacia en Pitesti, donde actualmente se ensambla el modelo Logan yel nuevo 4×4, es de 350 euros al mes, cuatro o cinco veces menos que en la planta de Seat en Barcelona. España tiene ahora una renta per cápita cinco veces mayor que Rumanía.

El futuro rumano ha resultado más decepcionante que en España. Pero “los rumanos asimilan el pasado mejor que nosotros; tienen un buen sentido de parodia”, dice Soto.

Año y medio después del rodaje de Mi hermoso Dacia,La Vanguardia encontró a los los hermanos Bujor en Dracea, a cinco kilómetros de Alexandria. Esta vez, insisten, se quedan. Han invertido sus ahorros en un invernadero de plástico en el que cultivan tomates, pimientos y pepinos. Quieren modernizar la vieja fábrica de conservas de su padre. Han creado un Grupo de Iniciativa Local para unir a una decena de pueblos de la zona y presentar proyectos conjuntos en agricultura, enseñanza y turismo con el fin de captar fondos estructurales de la Unión Europea. Pero, tras años de corrupción en Rumanía, “nos ponen cada vez más pegas”, dice Mircea.

Algo sí han conseguido. Ahora conducen un Peugeot. Aunque no queda claro si quiere decir aquí o en Valencia. Es una confusión compartida por muchos adultos en Alexandria.

La magnitud del dilema es obvia. Volver no resuelve nada en el segundo país más pobre – tras Bulgaria-de la Unión Europea. Rumanía acaba de atravesar la peor recesión de la región con un desplome del 7% del PIB y la adopción de un duro programa de ajuste vigilado por el Fondo Monetario Internacional. “El FMI nos ha prestado dinero para destruir empleo”, se lamenta Marian Bujor, el hermano de Mircea, que tiene dos hijas en Valencia. Y para quien encuentre trabajo, el sueldo será una cuarta o quinta parte de lo que cobraba en España.

Lo cierto es que las comunidades de origen en Rumanía y destino en España de estos inmigrantes son gemelos siameses. Y una contagia al otro. Las remesas desde España cayeron un 12% entre el 2007 y el 2008 y todo indica que se han desplomado desde entonces. Según el Banco Europeo de Desarrollo, las remesas que llegan a Rumanía desde todos los países en los que hay inmigrantes rumanos cayeron un 45% entre el segundo trimestre del 2008 y el mismo periodo del 2009. Entre febrero de este año y del 2009, se ha producido un auténtico colapso – según el Banco Central rumano-:de 1.500 millones a 874 millones. “Antes nos mandaban dinero a nosotros, ahora tenemos que mandárselo a ellos”, bromea Mircea Bujor. Bromea porque la realidad es que no hay ninguna posibilidad de enviar dinero a España. “No hay trabajo y no se puede crear porque los tipos de interés sobre un préstamo bancario son del 20%”, cuenta.

Por todo esto, el sueño de un regreso definitivo con seguridad económica se ha desvanecido. “Sólo tienes que mirar las casas que se construyen aquí para comprobar que muchos inmigrantes quieren volver”, dice Magda Matache, de la ONG Rumani Criss. Pero en Alexandria y los pueblos de su alrededor las viviendas iniciadas para el regreso feliz – construcciones optimistas, quizás delirantes de torres pseudomedievales y columnas pseudogriegas con espacio detrás para las gallinas-permanecen a medio construir, sujetadas por andamios de madera.

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