La ultraderecha británica asoma

La Vanguardia, , 14-04-2010

DEBATE. El extremismo en Europa / – Montserrat Guibernau
El 6 de mayo la extrema derecha puede obtener un diputado en Westminster. La ansiedad entre los partidos principales crece al observar la imparable popularidad del Partido Nacional Británico (BNP), constituido en 1982 (antes denominado Frente Nacional) que desde 1995, bajo la nueva dirección de Nick Griffin, se ha ido consolidando. De los 35.000 votos de las generales de 1997, pasó a los 192.850 en las del 2005. En las europeas del 2009 tuvo el 6% de los votos y logró dos eurodiputados.

En la circunscripción de Barking y Dagenham, dos municipios del área metropolitana de Londres donde se desarrolla la batalla entre la extrema derecha y el laborismo, Nick Griffin se enfrenta a la ministra laborista Margaret Hodge. Hoy el BNP tiene ahí 12 concejales de un total de 51 y esta vez existe una posibilidad real de que Griffin logre la mayoría. La victoria le daría acceso a controlar un presupuesto anual de 200 millones de libras esterlinas.

La desindustrialización y decadencia de Dagenham – sede de la antigua fábrica Ford que a mediados de los años cincuenta contaba con 40.000 empleados y que hasta su cierre en el 2002 llegó a producir 11 millones de vehículos-es evidente. Pero aun así, ¿cómo se explica que este tradicional feudo laborista se desplace a pasos agigantados hacia el BNP? La población originaria de la zona resiente profundamente lo que describe como el abandono sufrido a manos de los laboristas. No perdonan el deterioro de los servicios públicos, la elevada inmigración y lo que perciben como prioridad dada a los recién llegados a la hora de adjudicar alojamiento de protección oficial y plazas escolares, mientras que la gente del barrio – la de toda la vida-debe esperar años, solo porque su situación no es considerada tan desesperada y urgente como la de muchos inmigrantes.

El BNP ofrece una clara plataforma antiinmigración y aboga por dar prioridad a los ciudadanos británicos. Defiende posturas radicales y hace poco se ha visto forzado a cambiar sus estatutos, en los que originariamente la militancia quedaba restringida a las personas de raza blanca. Y la política laborista de no participar en actos donde también haya representantes del BNP puede ser contraproducente. Siempre es necesario debatir y enfrentarse a ideas y políticas distintas.

M. GUIBERNAU, catedrática de Política, Queen Mary College, Universidad de Londres
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