Medio centenar de inmigrantes malviven entre basuras en el cuartel de Nazaret

Las Provincias, LOLA SORIANO | VALENCIA., 14-04-2010

En la fachada del cuartel de la Guardia Civil de Nazaret ya no reza el lema ‘Todo por la Patria’. Los agentes del orden uniformados con tricornio hace catorce años que dejaron de prestar servicio en el corazón de este barrio del Marítimo, en la calle Castell de Pop, pero el edificio sigue en pie, al menos mientras sus cimientos se lo permita, puesto que su estado de deterioro es galopante. La asociación de vecinos Nazaret Unido, harta de la lamentable situación que presenta la casa cuartel, de tres alturas y planta baja, exige que se tomen cartas en el asunto.

Además, aseguran que el edificio del Ministerio de Interior ya ha sufrido varias ‘patadas a la puerta’. «Quitan la parte tabicada y se meten dentro, incluso han vendido la puerta ignífuga que había en la zona de acceso. Cada dos por tres hay okupas. De hecho, ahora mismo, habrá dentro unas cincuenta personas que malviven entre basura y acumulan material, como metales y electrodomésticos. Aquello es un constante desfile, un ir y venir de personas sin techo que se refugian y cualquier día aquello se viene abajo y veremos qué hacemos», indica José Antonio Barba, presidente de Nazaret Unido.

Durante la visita a la instalación, los sin techo se pierden por las habitaciones de las plantas superiores y se encienden pequeñas hogueras para calentarse. Algunos detallan que buscan trabajo, incluso uno de ellos, de 25 años, llega con los libros que le han facilitado en un curso de integración de la Generalitat, donde aprende las costumbres y la lengua del Estado y la Comunitat. Apuntan que desean tener un futuro en Valencia y que tratan de subsistir con la venta de metal y con la comida que les proporcionan algunos vecinos o desde Cáritas. Llegan buscando trabajo, y se encuentran con la realidad.

Degradación

El representante de esta entidad vecinal explica que los cristales de muchas ventanas están rotos, «la fachada recayente a la calle Francisco Falcons está reventada, la pared está abombada y el paso del tiempo corre en su contra. Tenemos que el deterioro del edificio se agrave, y que haya que lamentar alguna desgracia por la caída de parte del edificio a la vía pública. Queremos que se ponga una solución».

En el interior, el panorama es dantesco. «En el recibidor hay una placa donde recuerda hasta dónde llegó el agua en la riada y, justo al lado, hay dos habitaciones que sirven de cagadero de los okupas. Es irrespirable», describe Barba. A unos pasos del zaguán se encuentra el patio interior. De la zona ajardinada de antes no queda nada. Los árboles están abatidos y se confunden con la maleza. Es una jungla de enseres. Las ratas campan a sus anchas y la suciedad es protagonista.

«Estas personas no han creado problemas de convivencia, pero acumulan suciedad. Traen electrodomésticos y los desguazan», explica un vecino. Los vecinos de las calles Bernabé García y Francisco Falcons, «han tenido que poner verjas en las ventanas y no pueden ni asomarse para que no les entren ratas. Y el olor es tremendo. Tendrá que venir Sanidad, porque esto en verano daré el cante», añade Barba. Una vecina confirma que le picó un bicho «y tuve el brazo hinchado durante semanas. En el Clínico me dijeron que son insectos que están junto a las higueras. Como esto parece la selva y está lleno de basura, atrae toda la miseria».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)