Si te lo pregunto a ti, puede que me respondas que es una persona que viene de fuera a trabajar. No está mal. Si además fueras un poco racista me dirías que es una persona que viene aquí a llevarse nuestro dinero y quitarnos nuestros trabajos. Éstas son las definiciones más comunes que podemos encontrarnos en la calle, en el pensamiento de las personas.

¡Nada más alejado de la realidad! En realidad, y aunque no lo creamos, apenas existen emigrantes en nuestro país. Existen personas ‘comunitarias’, que bajo amparo de la UE vinieron a nuestro país porque alguien les engañó con la ficticia riqueza que harían aquí. Luego existen muchos ‘colonizados’ que casualmente hablan nuestro idioma y que vinieron bajo el mismo engaño que los de la UE, y con la atenuante de conocer un idioma que nosotros mismos les enseñamos hace más de 500 años. Luego están los ‘sin tierra’, aquellos que, tras serles robadas sus tierras, siguen hoy buscando lugar donde instalarse. Por último nos quedan los del ‘Tercer Mundo’, que simplemente han venido aquí para ver si nos queda algo de todo lo que les hemos robado allí, de sus recursos naturales.

Por tanto, creo que estamos mal llamando emigrantes a unas personas a las que hemos obligado a pertenecer a una comunidad, hablar un idioma concreto, o simplemente marcharse después de haberles robado sus recursos naturales y haberlos dejado en pelotas.