El ‘Güero’, ídolo entre los niños de inmigrantes

El Universo, 13-04-2010

Amar el fútbol merece la pena gracias a jugadores como él. Álex Aguinaga, voz templada, cabello rubio desaliñado, repite como una letanía: “Si no se trabaja no se mejora”. Anthony lo atiende boquiabierto, ensimismado. Lleva el número 10, el de Lionel Messi, en la camiseta del Barcelona de España.

El adolescente no ha visto jugar nunca al Embajador del Fútbol Ecuatoriano (título que le otorgó la Federación Ecuatoriana de Fútbol a Aguinaga). Sabe que ha sido uno de los mejores exponentes del balompié nacional por referencias de su padre, un inmigrante que se sigue emocionando cada vez que recuerda el pase que le permitió a  Iván Kaviedes anotar el gol de la clasificación al Mundial de Corea – Japón, el 7 de noviembre del 2001, frente a Uruguay.

Motivado por él, por su progenitor, Anthony acudió  a la sesión de entrenamiento con el Güero. Un centenar de niños y jóvenes asistieron a la “clínica técnica” de 90 minutos en un campo de tierra del distrito Carabanchel, el pasado domingo.

Joan, a sus cuatro años, lució orgulloso su camiseta del Macará de Ambato y se atrevió a desafiar a Aguinaga en un partidillo de demostración. Alexia, a sus cinco, anotó un gol. Sebastián, italiano de raíces ecuatorianas, aprendió a controlar mejor el balón. Escucharon lecciones de técnica: “Vamos, otra vez, tranquilo: muslo, pie, cabeza”, “no quiero malabaristas, quiero jugadores de fútbol”.

Aprendieron lecciones de vida: “La clave está en las tres pes: perseverancia, paciencia y pasión”, “quien nunca ha sufrido una amarga victoria no puede saborear el éxito”.

Una decena de inmigrantes ejercieron de instructores bajo la guía del ídolo del Necaxa mexicano. Entre ellos, Pepe Oleas, compañero del futbolista en la Tricolor. Ambos compartieron habitación en el hotel de concentración antes de enfrentarse a Argentina, en 1996. “Tienes condiciones que no puedes desaprovechar”, recuerda Oleas que le dijo al Güero.

Su reencuentro estuvo precedido por una ceremonia de bienvenida y de reconocimiento por su trayectoria, la noche del viernes.

La FEF en colaboración con la Federación Deportiva de Asociaciones y Ligas Latinoamericanas (Federaligas) y al Consejo Nacional de Entidades de Ecuatorianos (Cnaee) coordinaron el evento.

Camino al éxito
Aguinaga dictó una charla sobre el camino hacia el éxito, ese trasiego que le llevó en su niñez a jugar al fútbol en una cancha de baloncesto (“el gol valía si la pelota golpeaba el poste”, rememoró) hasta convertirse en uno de los tres mejores extranjeros de la historia del fútbol mexicano y un ícono tricolor.

“Siempre fui constante, siempre busqué la gloria, siempre pensé en dar lo mejor”, aseguró ante un auditorio que se puso de pie para aplaudirle.

Aguinaga vuelve esta semana a México, después de una corta estancia España. Se lleva en la memoria dos instantáneas: la del cariño y agradecimiento de sus compatriotas y la de la emoción de vivir desde el palco del estadio Santiago Bernabéu el clásico del fútbol español, Real Madrid – Barcelona, invitado por el presidente del club madrilista, Florentino Pérez.

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