Voluntarias 'made in UE'

La Verdad, T. M. M., 12-04-2010

Mairitia, Jamie y Tamara en la oficina de San Cristóbal. :: P. A. / AGM

Sus nombres no son muy lorquinos: Jamie Lawless, Tamara Stupalova y Mairitia Luse. Sin embargo ya se manejan como cualquier hijo de vecino de la ciudad del sol por las calles y fiestas de Lorca. Llevan algunos meses aquí y su estancia se prolongará hasta casi un año. Son voluntarias europeas que trabajan en las dos oficinas para la diversidad e interculturalidad que el Instituto Municipal de Juventud tiene en el barrio de San Cristóbal y en la calle María Agustina. Por motivos de trabajo y de salud, un resfriado primaveral, faltan en el listado de nombres Johanna Biesmans y Maja Niescierowcz.

Proceden de Canadá, República Checa, Letonia, Polonia y Bélgica. ¿Su función? Colaborar en el desarrollo de programas de asistencia juvenil, entre otras cosas. «Hay muchas actividades. Por ejemplo, damos clases de apoyo durante tres horas diarias por la tarde a niños inmigrantes y no inmigrantes que necesitan colaboración. Sobre todo vienen niños marroquíes y ecuatorianos. También coordinamos intercambios con asociaciones de otros países europeos».

A la hora de realizar la radiografía de los jóvenes lorquinos, aseguran que no son ciertos los prejuicios que existen sobre este colectivo. «Es falso que no sean participativos y que sólo quieran divertirse. En las dos oficinas en las que trabajamos notamos la fuerte participación por ejemplo en programas como ‘Qdamos’ que está prácticamente realizado por ellos. Es una juventud sana con los mismos problemas que puedan tener los jóvenes de otra ciudad».

La lengua no ha sido obstáculo para ellas. Dominan el castellano como si hubiesen nacido en Castilla y echan de menos el dominio del inglés por la población lorquina, en concreto, y la española, en general. «Casi nadie habla inglés, no está muy implantado. Con los africanos sí nos entendemos en inglés, pero con el resto es imposible. Nadie habla inglés aquí».

Lo anotan como asignatura pendiente. Aprobado tienen ya el capítulo de fiestas locales. «Hemos visto la semana Santa. Nos ha sorprendido un montón. Es muy bonita, pero también llama la atención que no sea tranquila y silenciosa como en otros sitios». Su estancia en la ciudad está remunerada aunque matizan que «con el dinero justo para vivir ya que no pagamos la residencia».

Hace ya casi una década que el municipio recibe a voluntarios europeos. Algunos han decidido quedarse, ellas aún no lo tienen claro. «Ha habido compañeros que se han quedado definitivamente en Lorca. Otros se van pero al poco tiempo regresan. Nosotras no sabemos todavía lo que haremos. Aquí estamos muy bien, pero también tenemos vida en nuestros países».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)