HISTORIAS DE SUPERACIÓN CON... VERÓNICA SUÁREZ ESPARZA

De madre con 18 años a empresaria de éxito con 25

Ecuatoriana, de 25 años, y pequeña empresaria. El éxito le ha llegado a Verónica Suárez Esparza gracias a la combinación de esfuerzo, trabajo, una buena idea e ilusión. "Mi hija de 6 años es la que me da fuerza cada día", dice.

Diario de Navarra, RUBÉN ELIZARI/CARMEN REMÍREZ . PAMPLONA, 12-04-2010

Verónica Suárez Esparza nació en Ecuador el 15 de enero de 1985. Recién cumplidos los 18 años, en febrero de 2003, embarazada y sin perspectiva de futuro en su país, decidió emigrar a España en busca de una vida mejor. Se instaló en Pamplona, donde en julio nació Izaskun. Ahora, esta niña que va a cumplir 7 años en verano, que tiene un nombre en euskera y ha crecido en una tierra muy lejana a la de su madre, escucha estos primeros pinitos y sólo piensa que son recuerdos que le quedan muy lejanos.
“Ella conoce la historia, que es la nuestra, y me encanta que me mire orgullosa y vea en mí a una madre que ha sabido salir adelante, que a base de esfuerzo y mucho trabajo se ha sacado las castañas del fuego”, explica esta pequeña empresaria ecuatoriana. Es lo que ve su hija, pero además de ella, también lo han visto otros. Como sus clientes, gracias a cuya afluencia y fidelidad ha podido ampliar el local de manicura de uñas de gel, en la calle Serafín Olave, Aruñarte, en el barrio de Iturrama, a otro local en el centro comercial de La Morea.

“Mi éxito tiene un poco de casualidad y un mucho de esfuerzo”, relata esta joven. Recién llegada a España, con 18 años, dio a luz y se puso a estudiar. Completó una FP de Comercio y Marketing en el IES María Ana Sanz y estuvo un tiempo trabajando por cuenta ajena. Pero algo ya le bullía en la cabeza. “Quería establecerme en solitario, solía decirle a mi madre que se me quedaba pequeño lo que hacía, pero me hacía falta una idea fuerte para poder salir adelante”, cuenta. La oportunidad se la brindó el destino cuando conoció a su novio, con quien se casa este año. Fue en 2004 y él, alemán, le dio la idea que la convertiría en empresaria. "Me fijé que en Pamplona no había nadie que ofreciera la posibilidad de hacerse una manicura con gel, un negocio en auge en Stuttgart, de donde es él, que dura más que la tradicional manicura “francesa” y da la posibilidad de decorar la uña. Cada vez que visitaba a mi novio me daba cuenta de lo avanzado que estaba todo ese mundillo allí. Llevan unos 15 años practicando con ello y aquí llevar decoración en este tipo de uñas es de lo más normal . Me atraía, probé y me encantó cómo quedaba".

Búsqueda de financiación

Con la idea, faltaba otra “pieza” clave en la receta: la financiación. Verónica Suárez recurrió entonces a la Cámara de Comercio. Así, en noviembre de 2007, obtuvo de esta institución el premio al emprendedor inmigrante, una distinción que le aseguraba el soporte financiero. “Ganar este premio fue clave para mí. Me permitió poner la base”. En concreto, la Cámara reconoció la de esta ecuatoriana como la mejor propuesta empresarial de las doce que plantearon distintos inmigrantes. En contrapartida, recibiría préstamos (con un tope de 30.000 euros) para la puesta en marcha y un asesoramiento en consultoría y formación valorado en 6.000 euros.

Con ese empujón, hace dos años, abrió su primer establecimiento. “El 14 de abril de 2008, mi madre, mi hermano, mi hija y yo celebramos la inauguración de Aruñarte, en la calle Serafín Olave, en Iturrama”. El 28 de noviembre de 2009 abrió el segundo, en La Morea. Da empleo a 7 personas y se encuentra muy satisfecha de cómo ha acogido la capital navarra su propuesta de uñas de gel. “No me quejo, me ha ido muy bien, pero he trabajado mucho”. Su horario es una prueba de que no exagera: “Me levanto, desayuno con mi hija y la llevo al colegio. Después, me toca estar al pie del cañón de 10 a 22 horas. Mi hermano me echa una mano y cuida de mi hija por las tardes. Sé que son muchas horas, pero pienso que esto es el principio y que una vez que una se hace su hueco, puede permitirse un horario más relajado”.

La técnica de la uña de gel que ella ofrece en Pamplona tiene un precio variable, indica. Depende de cuántas uñas se quiera embellecer, con qué decoración, si se ha hecho ya antes, etc., pero, en general, puede oscilar entre los 30 y los 60 euros por sesión. El 90% de sus clientes, son mujeres, frente a un 10% de hombres que acuden “desesperados” porque quieren dejar de morderse las uñas. “De momento, no nos han faltado clientes. Que nos haya ido bien nos hace estar contentísimos”, explica. De hecho, en un futuro, Verónica Suaréz prevé abrir algún otro comercio. “Mi hija es la que me da fuerzas para seguir esforzándome cada día”, asegura. Y pide a los jóvenes que no hayan tenido el éxito laboral que ella ha conocido, que no desesperen. “El que se esfuerza siempre consigue algo. Lo que no sirve de nada es quedarse de brazos cruzados. A aquellos que ahora tienen más tiempo libre les diría que intentaran aprovecharlo de alguna forma, que estudiaran. El cambio no llega de un día para otro, pero poco a poco, pasito a pasito, se avanza un montón, de verdad”, relata.

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