Marbella: el censo de Babel

Diario Sur, CRISTINA GONZÁLEZ cgonzalez@diariosur.es, 11-04-2010

CIUDAD abierta, cosmopolita, multicultural. Da igual el adjetivo que se le ponga, el significado siempre es el mismo. Marbella sigue siendo un imán para los extranjeros. En el censo de la ciudad, que le hace sombra a la mismísima Torre de Babel, conviven hasta 137 nacionalidades de lo más variopintas. Desde el Reino Unido a Marruecos pasando por Liberia, Kirguistán o Sri Lanza. Sin dejar en el tintero casi ningún punto del globo terráqueo. A esta materia prima, de la que pocas localidades pueden presumir, se le quiere sacar ahora más jugo. Esta misma semana se ponía de largo el proyecto ‘Marbella Open City’, que como su propio nombre indica enarbolará la bandera de la ciudad abierta que es, en la que se codean carnicerías marroquíes con ‘pubs’ británicos y panaderías alemanas, mezquitas con iglesias católicas y colegios españoles con centros educativos ingleses o alemanes. En perfecta armonía. «Marbella es un sitio muy dinámico y en expansión y representa una gran oportunidad para los extranjeros», subraya Laura Stanbridge, empresaria y representante de la Cámara de Comercio Británica.

Ella es una de las caras visibles de esta iniciativa, apadrinada por el Ayuntamiento, que trabajará para fomentar la cooperación e integración empresarial y social. El primer hito será este mismo miércoles, con la celebración de la I Asamblea Anual de Asociaciones Empresariales Internacionales en el Palacio de Ferias y Congresos. Habrá quórum. El peso específico de la población foránea así lo anticipa. Según los últimos datos del padrón municipal, de las 140.429 personas empadronadas que hay actualmente en la ciudad, 39.937 son extranjeras. Casi una de cada tres, mayormente británicos y marroquíes, y subiendo.

Contactos internacionales

Sólo el año pasado cuatro de cada diez vecinos que acudieron al Ayuntamiento para formalizar su residencia no eran españoles. En total, 1.221 foráneos pasaron por la oficina del padrón municipal. Una curva ascendente a la que se echa el lazo con ‘Marbella Open City’. Se habla de sinergías entre nacionalidades y de colaboración con independencia de lo que diga en el pasaporte. «Contar con tal cantidad de contactos internacionales abre muchas posibilidades al municipio», valora José Luis Hernández, concejal delegado de Turismo, Inmigración y Extranjeros. De hecho, ya hay síntomas de que algo se está moviendo.

«Se está viendo cómo los extranjeros empiezan a tener una vida en la comunidad, a implicarse. Antes, por ejemplo, muchos dejaban aprender español para lo último y ahora es una de sus prioridades», sostiene Stanbridge. La mezcla de acentos no es homogénea aunque en Marbella tampoco hay guetos. «No hay grupos, si acaso se concentran más en algunas zonas donde los alquileres son más baratos pero totalmente integrados», explica Hamido Ahmed, coordinador de la Federación de Asociaciones de Inmigrantes de Marbella.

Basta echar un vistazo a las nacionalidades por distritos para constatar esta realidad. Mientras que en Nueva Andalucía y Las Chapas están a la cabeza los británicos, en los núcleo urbanos – Marbella y San Pedro Alcántara – la mayoría son marroquíes, que también tienen una notable presencia en los otros dos distritos. La integración es total, aunque gusten de tener un lugar donde reunirse con sus paisanos. «A las carnicerías marroquíes van muchos españoles porque les gusta cómo les preparan la carne, sobre todos los pinchitos», pone como ejemplo. No esconde que muchos han vuelto a su país por la crisis, mayormente los latinoamericanos.

En el casco urbano de Marbella, ecuatorianos, colombianos y argentinos siguen por este orden a los marroquíes en peso específico en el censo. «Entre un 12 y un 13 por ciento se han ido cuando han agotado el subsidio», apunta el coordinador de la Federación de Asociaciones de Inmigrantes de Marbella. Otros prefieren resistir hasta que la coyuntura económica remonte el vuelo. También los europeos. «Muchos jóvenes han elegido Marbella para venirse con sus familias y abrir sus negocios, aunque ahora sean menos los que llegan», reconoce Stanbridge, que desmonta el tópico de que la mayoría son jubilados.

La mitad de los clientes que pasan por su asesoría tienen entre 35 y 50 años y son emprendedores de sectores como las nuevas tecnologías o el turismo. Que la mayoría de la población se defienda al menos en inglés también ayuda a ser un foco de atracción para otras nacionalidades, sin olvidar las bondades del clima. «Para los holandeses, los alemanes o los suecos es mucho más fácil», confirma la representante de la Cámara de Comercio Británica. O para los daneses. Michael Foltinger, empresario y miembro del grupo de asesores ‘Think Tan Advisory Group’, impulsado por el Ayuntamiento, lleva casi quince años afincado en Marbella, un destino que eligió atraído por el régimen fiscal. «Ahora eso ya no es una ventaja», se lamenta. Es un convencido de las bondades de ‘Marbella Ciudad Abierta’. «Podemos ir todos a una para grandes eventos, para atraer grandes empresas», desvela. Desborda optimismo: «Hay muchos emprendedores con recursos con interés en Marbella, pero antes los extranjeros no teníamos la posición que tenemos ahora», matiza.

Tanto él como Laura Stanbridge hacen hincapié en este punto. En la nueva realidad de la colonia internacional. Ahora empiezan a saber qué es un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), conocen cómo funcionan las instituciones españolas y hacen valer sus derechos como ciudadanos. «Nos manifestamos más», acota. La sinergía es mutua. La integración favorece a los españoles, que se zambullen en otras culturas, y a los foráneos, más dispuestos a empaparse de los nativos. «Tengo amigos que han inscrito a sus niños en colegios españoles porque quieren que aprendan lo mismo que ellos», explica Michael Foltinger.

Estilo de vida

Es una opción. La otra, elegir cualquiera de los centros educativos con otra bandera que no sea la roja y amarilla y que se cuentan por decenas. Precisamente es uno de los grandes factores que inclina la balanza en Nueva Andalucía o Las Chapas, donde se concentran colegios mayormente alemanes e ingleses. También que les permite seguir con su estilo de vida. «A los británicos, por ejemplo, les gusta vivir en chalés. No tienen por qué ser muy grandes pero prefieren las casas a los apartamentos», cuenta Laura Stanbridge.

En Las Chapas, por ejemplo, Reino Unido, Alemania y Noruega encabezan el ‘ranking’ de países emisores de vecinos, con permiso de España. En Nueva Andalucía, por su parte, son mayoría los británicos. Les siguen los marroquíes, alemanes e italianos. El dato más peculiar se da en San Pedro Alcántara, donde hay 750 filipinos censados, muchos de ellos que trabajan como internos en chalés de urbanizaciones como Guadalmina, La Quinta o La Zagaleta.

No es más que una anécdota en un censo que rebosa multiculturalidad. «Marbella es una ciudad abierta al futuro y con mecanismos muy potentes para que ese futuro sea brillante», dice sin disimular su optimismo el concejal de Turismo y Extranjeros. Unos cimientos que están llamados sí o sí a ser políglotas, ya sea en su vertiente empresarial, cultural o educativa. Fiel reflejo de un censo cada vez más de Babel.

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