Dos chicas, no sin dificultades, avanzan por el margen del río Besòs, en Montcada i Reixac. Los tacones y la maleza no se llevan demasiado bien. “Si es que somos gitanas”, le dice una a la otra, entre risas. Lo son. Y ayer reivindicaban a su pueblo en ese mismo río, con el lanzamiento al agua de pétalos de rosa y encendiendo velas, recordando a los gitanos asesinados tan sólo por el hecho de ser como ellas. Gitanos.

Ayer fue el día de un pueblo que quiere darse a conocer, que reivindica una rica cultura con medio milenio de historia en Catalunya pero que no sale en los libros de texto, y que quiere acabar con el hecho de que la palabra gitano se asocie casi siempre a un sentido negativo. Hay mucho más detrás: en el mundo hay 14 millones, en Catalunya, unos 100.000, aunque no se sabe con exactitud.

“El camino hacia la integración es también el conocimiento de nuestra cultura”, sentenciaba José Santos, presidente de la Federación de Asociaciones Gitanas de Catalunya (Fagic).

Ese es el objetivo también del día de ayer, el día gitano desde que en 1971 un grupo de intelectuales europeos de esa etnia crearon la bandera de su pueblo: el azul del cielo, el verde de los campos y la rueda, símbolo de su vida errante. “Aunque si muchas veces hemos sido nómadas es porque no nos dejaban otra opción. Hasta no hace mucho, la Guardia Civil se presentaba en cualquier pueblo de España con una ley que nos obligaban a que nos fuéramos en 48 horas”, recordaba ayer Santos en el río, con una sonrisa amarga. Algunos de los veteranos que le rodeaban asentían.

La jornada de celebración, también de reivindicación, comenzaba en el Parlament. Tomaban la palabra representantes de algunas asociaciones, de educadores, jóvenes gitanos con sueños y con esperanza. “Sí que nos quedan muchas cosas por hacer, muchas. Como el absentismo escolar, aunque quizás, en este caso, no todo lo que falla es el gitano. Quizás también hay que revisar el sistema educativo”, señalaba Santos mientras gitanos de la Mina, de Viladecans, de El Prat, observaban cómo las velas encendidas seguían el curso del agua. Más de medio centenar de asistentes entre los que destacaba un gran número de gitanas. “El papel de la gitana es importantísimo y que entre de lleno en el mundo asociativo y político”, puntualizó Santos. “Es importante que el gitano comience a trabajar en la Administración, en puestos de trabajo con formación… Entre el 70% y el 80% de los gitanos en Catalunya trabaja en la venta ambulante y la crisis nos está machacando”.