El cadáver hallado en Barrika es del joven marroquí ahogado en Azkorri

El Correo, SERGIO GARCÍA, 09-04-2010

El cuerpo descubierto el pasado miércoles en los acantilados de la localidad de Barrika ya tiene nombre. Fuentes del Departamento vasco de Interior confirmaron ayer que se trata de M.A., el adolescente de origen magrebí arrastrado por la resaca a finales de marzo cuando se disponía a recuperar un balón que había caído al agua en Azkorri. El color rojo de la camiseta que llevaba la víctima despistó en un primer momento a los responsables de la investigación, hasta el punto de abonar la hipótesis de que podía tratarse de otra persona, un taxista de Santander que se encuentra en paradero desconocido desde hace semana y media y al que se busca en la comunidad vecina.

Efectivos de Cruz Roja de Arriluze e Inspección Pesquera, arropados por la Policía autonómica, que desplegó al grupo de montaña, el de buceo y un helicóptero, peinaron en la mañana de ayer los alrededores de la zona batida por las olas. Buscaban la cabeza del cadáver, cuya desaparición había impedido hasta el momento identificar con certeza a la víctima. El rastreo de la zona, que se extendió media milla mar adentro, no arrojó ningún resultado. Fuentes cercanas al caso resumían ayer a este periódico el curso de la investigación de una manera muy gráfica: «Es como buscar una aguja en un pajar». El operativo se suspendió hacia las doce y media del mediodía con el regreso a su base de la embarcación de Cruz Roja, poco más de tres horas después de que la brigada partiera de Plentzia.

Pista falsa

La incógnita se despejó avanzada la tarde, cuando la Ertzaintza logró determinar la identidad de la víctima tras cotejar las huellas dactilares con las que estaban registradas en la Fiscalía de Menores. Una confirmación «al cien por cien», precisaron fuentes oficiales. El joven tenía familia en Vizcaya y aquí se trasladó la madre desde Tánger cuando tuvo noticias de lo ocurrido.

La existencia de otro desaparecido en Santander, cuyas ropas aparecieron días atrás en una zona de rompientes, había llevado a los cuerpos policiales de ambas comunidades a contemplar la posibilidad de que el muerto no fuera el joven ahogado en Azkorri. Las sospechas apuntaban también a C.F.M., un taxista de Cantabria en paradero desconocido desde la madrugada del pasado día 30. La última referencia que se tiene de él la dieron las cámaras instaladas en las inmediaciones de un McDonald’s de la capital. Al parecer, dejó su vehículo después de subirse al bordillo de una rotonda, dejando las llaves en el asiento de atrás. Las primeras pesquisas llevaron a pensar que el hombre podría haber sufrido un asalto o estar retenido contra su voluntad

El posterior visionado de las cintas, que mostraba la llegada del taxi a una glorieta y la marcha de su dueño por su propio pie, y el descubrimiento de que C.F.M. atravesaba una delicada situación económica dieron un giro de 180 grados a la investigación. Poco después la Policía descubría en la costa la chaqueta, el teléfono móvil y la cartera del taxista. Estas circunstancias, unidas a la reciente desaparición de un familiar cercano, indujeron a barajar el suicidio como la hipótesis de trabajo más probable.

El mal estado del cuerpo hallado en Barrika llevó a la brigada judicial del Cuerpo Nacional de Policía a coordinarse con la Ertzaintza por si debieran realizarse las pruebas de ADN, examen que ya no tiene sentido al ser determinante el resultado de las huellas dactilares.

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