Amplios locales comerciales cerrados se suceden uno tras otro. El paso del tiempo amarillea los carteles que anuncian su alquiler. La crisis está acelerando el desmantelamiento del viejo barrio de los mayoristas de Barcelona, el que fue lustros atrás uno de los centros de suministro de ropa, zapatos y complementos más importantes de España. Hoy los clientes escasean y son de cercanías. Los almacenes de Bruc, Trafalgar o Ausiàs Marc están echando la persiana, unos para trasladarse a polígonos industriales de Badalona y otros para desaparecer. Este negocio ya no es una oportunidad para los hijos. Su lugar está siendo lentamente ocupado por empresas de servicios, supermercados o gimnasios. Poco a poco, este rincón del Eixample se transforma en un nuevo barrio.

Otros negocios cambian la fisonomía del barrio

La familia de Cristina Uw abrió en el 2002 en la calle Alí Bei un almacén de venta al por mayor de bolsos. Su historia ilustra el desmantelamiento. “El negocio fue bastante bien hasta el año pasado, cuando las ventas cayeron más de un cuarenta por ciento. Entonces los 5.000 euros al mes del alquiler de un local de 500 metros cuadrados se hicieron insostenibles. El propietario pretendía subirnos la renta. Para continuar con el negocio había que marcharse de Barcelona”.

Los Uw, como la mayor parte de los chinos del lugar, se trasladaron la pasada primavera al polígono industrial Badalona Sud, a la mayor concentración de empresas de importación y exportación asiáticas de Catalunya. Dicen los orientales que entre las grandes naves industriales, sin vecinos, encuentran menos problemas para trabajar los domingos. Que, a pesar de que miran mucho y compran poco, de que las dificultades económicas no son más pequeñas al otro lado del Besòs, el trasiego de potenciales clientes es más esperanzador. “Además, los alquileres son más baratos – diceUw-.Ahora, en Badalona, en la calle Indústria, tenemos ochocientos metros cuadrados por 7.000 euros al mes. Por ahora aguantamos. Pero no sé por cuánto tiempo”.

Mónica Manguillot, directora de la sección de locales de Busquets Gálvez, asesores inmobiliarios con intereses en cerca de setenta bajos comerciales en el Eixample derecho, explica que la coyuntura no tiene precedentes. “Los precios han bajado entre un 40 y un 50 por ciento, como en el conjunto de la tercera línea comercial de Barcelona, es decir, las calles que se alejan del paseo de Gràcia, Portal de l´Àngel, Diagonal, Rambla, Ferran y los grandes ejes comerciales”. Los propietarios suelen pedir en un primer momento rentas superiores, pero los alquileres en el Eixample derecho se cierran por unos 7.000 euros el metro cuadrado.

“Aun así, hay muy poca gente interesada en alquilarlos – dice Manguillot-.Los locales libres proliferan desde hace un año y medio. El problema es que son muy grandes. Hablamos de miles de metros cuadrados. Los mayoristas de siempre cierran, se marchan o reducen el negocio, pero no vienen otros del mismo sector a cubrir los espacios. Son pocos los que necesitan unos almacenes tan grandes. Hace cinco años un bajo se alquilaba en seis meses. Ahora tenemos algunos en cartera desde hace año y medio. Quienes se aventuran a emprender un nuevo negocio, a aprovechar estos grandes locales, abren gimnasios, supermercados, empresas de servicios que inauguran show rooms con oficinas…”. Y también grandes peluquerías, centros de estética y comercios de ropa al detalle. “Es complicado abrir otro tipo de comercios”, termina la asesora inmobiliaria.

“El futuro está negro – dice Geminiano Rodríguez, de Gemidifusión, en la calle Bruc-.Hace poco teníamos dos empleados, y ahora estamos solos mi mujer y yo. Llevo treinta años en la zona, pero ahora los hijos ni se plantean continuar el negocio. Veinte años atrás se hacían desfiles de moda en la calle, el edificio de enfrente tenía cerca de veinte mayoristas en cada una de sus nueve plantas, los clientes venían de toda España, hasta de las islas Canarias. Éramos la capital española de la moda pronto”.

Coinciden con Rodríguez muchos de los más veteranos del lugar como Cristóbal Martín en que luego llegaron la globalización y la deslocalización, la retirada de barreras arancelarias y la dura renovación del sector textil, la emergencia gracias a las importantes ayudas públicas de los gobiernos locales de otros centros de mayoristas en Madrid, Málaga, Valencia… y, como remate del lento declive, la crisis.

“Ahora todos los clientes son de los alrededores – sigue Rodríguez-,hasta el AVE nos ha perjudicado. En lugar de traernos más clientes, los hemos perdido en beneficio de Madrid”. “Y muchos clientes han ido cerrando en cadena – dice Lina Ramis en el local de enfrente, pocos días antes de que se extinga su contrato laboral-. Hay días que ni te estrenas. Van a poner a una chica a media jornada”. “Muchos tercia Martín nos estamos transformando en tiendas de venta directa al público, principalmente outlets.La variedad de productos se ha reducido. Ahora la mayoría es ropa de mujer y bisutería, y poco más. Nada que ver con lo que había unos lustros atrás”.

Según Miguel Ángel Fraile, presidente de la Confederació de Comerç de Catalunya, el desmantelamiento del que fue el gran almacén de Barcelona es irreversible. “Trafalgar fue hace veinte años el principal núcleo de mayoristas de Catalunya y uno de los más importantes de España, pero eso ya pertenece al pasado. De los quinientos almacenes que podían contarse a finales de los ochenta no queda ni el veinte por ciento. El Born acogía muchos mayoristas de alimentación en los setenta y sus almacenes acabaron convirtiéndose en galerías de arte. La evolución de Trafalgar y sus alrededores dependerá en buena parte de las demandas de la población residente, de los comercios de proximidad que pidan los vecinos. Poco a poco se transformará en un barrio más del Eixample”.