El rechazo al inmigrante crece en las aulas escolares vascas. Es una de las conclusiones del IV Seminario de Formación en Derechos Humanos para educadores, que celebró hace unos días una jornada sobre Inmigración y Racismo en las Aulas. La sesión se desarrolló en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la UPV en Donostia. «Hay una cierta tendencia al crecimiento de las actitudes intolerantes», explica Félix Etxeberria, catedrático de Pedagogía y coordinador de la reunión. Los datos se basan en los estudios de Ikuspegi, el Observatorio Vasco de Inmigración, y el Informe sobre Racismo y Xenofobia en España de 2009. «Se constata la percepción de que existen demasiados inmigrantes, llenan los servicios sociales y se deteriora el ambiente».
El profesorado no está preparado para afrontar la situación. «Hay desánimo y abandono. Los retos son difíciles: ¿Cómo enseñar euskera a un alumno que viene de Ucrania? El panorama es negativo, aunque no somos pesimistas. Queremos reaccionar y actuar. Las luces de alarma están encendidas desde hace años. Hay que ofrecer buena formación al profesorado, buenos programas, buenos recursos y ejemplos de ‘buenas prácticas’».
Los retos de la integración se están logrando en centros como la ikastola Orokieta de Zarautz, comunidades de aprendizaje como Karmengo Ama de Trintxerpe o el colegio Amara Berri de Donostia. «Nos dan las pautas de futuro», dice.
Un obstáculo para la integración es el hecho de que el alumnado inmigrante se escolariza mayoritariamente en las escuelas públicas más desfavorecidas y con menos recursos. «No aprenden de modo satisfactorio las lenguas de acogida. Ocurre con el castellano en el Estado español y aquí, con el castellano y el euskera».
Peor rendimiento escolar
Los alumnos inmigrantes logran peor rendimiento escolar, según los datos de Etxeberria. «Los informes Pisa recogen que en matemáticas, lengua, ciencia y resolución de problemas salen 50 ó 60 puntos por debajo de los nativos. Es difícil de cara a un futuro integrador». Las legislaciones, cada vez más restrictivas, son un problema añadido. «La escolarización y la educación en nuestras escuelas va a contracorriente».
Kepa Otero, pedagogo, maestro y consultor en el colegio público Mukuxuluba de Barakaldo, habló de cómo prevenir incidentes racistas en los centros escolares vascos. «Me baso en la teoría de la desconfianza de Frances Carbonell y descarto teorías culturalistas para defender la educación antirracista. Sólo desde este punto de vista se entiende lo negativo del reparto de cuotas».
Xabier Aierdi, director de Ikuspegi, el Observatorio Vasco de Inmigración, destaca que la sociedad vasca tiene una actitud ambivalente hacia la inmigración. «Nuestra integración tiene tendencia a la asimilación. Hay apertura a la pluralidad cultural, pero decae la visión de la funcionalidad económica de la población inmigrante. Se mantienen los estereotipos».
Hay retos que deben abordarse. «Constatamos síntomas de un cambio social profundo. Crece la precariedad y la incertidumbre. Y hay que dar una respuesta o, al menos, hacer una reflexión. Se necesitan redes de apoyo. Igual hay que trabajar menos horas para trabajar todos. O establecer modos de conciliación laboral y familiar. Hay que aprovechar la crisis para repensar la sociedad».
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