Una novela contra el festín racista

La escritora francesa de origen senegalés Marie NDiaye calificó de "monstruoso" el Gobierno de Sarkozy al poco de recoger el galardón

Público, RUBÉN GÓMEZ DEL BARRIO, 24-03-2010

Marie NDiaye no se define como una exiliada, pues según sus propias palabras ella no escapó de ningún país en guerra, pero a tenor de su testimonio y de sus vivencias su huida de Francia, su país natal hace 42 años, y su decisión de mudarse a Berlín responde a una ofensiva en su particular batalla contra el gobierno francés. En una entrevista concedida al diario Público, NDiaye asegura que “necesitaba salir de país galo por diferentes motivos, por una necesidad de cambiar y en parte por una simpatía hacia Berlín”.

Numerosas personalidades del mundo de las letras intervinieron para ridiculizar a Raoult, entre ellas el célebre cronista literario Bernard Pivot o el escritor y académico Erik Orsenna.

“El motivo de que haya recibido el Goncourt está también vinculado al hecho de que yo sea una mujer, ya que al jurado de este concurso siempre se le ha reprochado ser unos misóginos. Llevaban más de diez años sin dar el premio a una mujer”, asegura NDiaye. “Sólo nueve mujeres lo han recibido en toda la historia del premio y el jurado tenía ganas de terminar con esta imagen de aversión a las mujeres escritoras”. Aun así, NDiaye es bastante optimista y cree que las cosas van a ir mejor en este sentido.

Además, rechaza que su novela pueda ser considerada feminista. “No es una novela lo bastante comprometida como para ser considerada feminista”, señala, si bien añade con ironía que “quizá las feministas no se interesan mucho por la vida real delas mujeres”.

En el relato, la autora habla también de las diferencias generacionales a través de la relación de Norah, que vive en Francia, y su padre, que está en África. “Los inmigrantes recuerdaNDiaye pasan pruebas terribles y muestran un valor y un coraje que me parecen admirables, y aunque son miserables y pobres, ante todo son unos héroes, equiparables a los héroes de la mitología, que tenían que pasar una serie de pruebas”.

Aún así, y a pesar de la muchas similitudes que podrían verse en el argumento, la autora niega que la novela sea autobiográfica o que parta de un modelo, sino que los personajes son fruto de lo que ve en la televisión, lo que lee en la prensa o de las conversaciones con la gente pero, en ningún caso, basadas en las vivencias de una persona que verdaderamente exista. De hecho, NDiaye asegura que le quedan muy pocas cosas de sus antecedentes: “El interés que tengo por África, pero aparte de eso, no me queda casi nada”.

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