Huelga del 21% contra una revolución en el gallinero

El Periodico, JOAN TAPIA, 21-03-2010

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La escuela pública catalana lo tiene complicado. Por una parte hay una tendencia social –viene de la época de Franco– hacia la escuela privada (ahora concertada). Y esa preferencia no es solo clasista, se debe también a que la privada fue más libre y renovadora. Por otra, la ola de inmigración ha repercutido más, por motivos nada ortodoxos, sobre la pública. El resultado es que en muchas familias se refuerza la idea de que la concertada educa mejor. Y se ensancha así la peligrosa brecha entre la concertada (que también recibe fondos públicos) y la pública.
Los sindicatos denuncian esta situación y aseguran que resolverla es una cuestión de medios. El Govern ha puesto más, pero cree también obligado aumentar la calidad de la pública, lo que exige cambios en la gestión, como dotar de más autoridad a los directores. Y como los sindicatos, en especial USTEC, no aceptan que «se agite el gallinero» (revelador título de una pancarta), llevamos ya cuatro huelgas en la legislatura. A favor de Ernest Maragall hay que decir que su diseño es racional y que sabe aguantar las protestas de un sector que vota a la izquierda. En su contra, que su rigidez le impide ver que acumular cambios tiene contraindicaciones.
Es positivo que no se arredre. Lo es bastante menos que lleve cuatro huelgas. En su descargo tiene que la última ha sido seguida solo por el 21% de los docentes. Parece claro que los sindicatos derrapan.

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