Más Islam fanático

Diario de noticias de Gipuzkoa, ilia galán, 16-03-2010

Siempre fue un hombre moderado, pero estalló: "Conmemoramos este mes que unos fanáticos musulmanes mataron de un golpe a miles de inocentes y todo sigue igual. En el vecino país marroquí, donde nuestro gobierno tanto lisonjea con su tiranuelo, expulsan a decenas de cristianos por mostrar su fe, por hacer proselitismo, y nadie mueve por ellos un dedo. Aquí ocurre al contrario. En Irlanda detienen a los que iban a matar a un dibujante porque hizo unas caricaturas que no les gustaron. En Asia matan los musulmanes a los de otras creencias porque a Dios también le llaman Alá, por un nombre. Medio millar de muertos por los ataques de musulmanes contra cristianos en Nigeria. En Afganistán atacan a los salesianos mientras les gritan: Conviértete o muere. Secuestran a occidentales y cristianos, algunos por miedo reniegan de su fe o creencias. Defienden la poligamia sólo para beneficio del varón; ellas han de aprender a tragarse los celos, a ver cómo otra le goza más; además, defienden que es bueno someterlas con violencia, a las niñas les arrancan el clítoris… Y después se creen los buenos; a nosotros nos desprecian como gente corrupta, a nuestras mujeres las llaman putas. Millones de musulmanes habitan Europa como en casa propia intentando transformarla en un infierno. Muchos, la mayoría, son pacíficos, pero un pequeño porcentaje de ellos, es decir, decenas de miles, fomentan la violencia y hasta el terrorismo indiscriminado, quieren restringir nuestras libertades y convertir nuestro hogar en una velada cárcel, donde expresarse libremente es algo temible. Germen de futuras guerras civiles, no veo más remedio que tomar severas medidas:

1) Entre los hijos de musulmanes nacidos aquí fomentar un islam crítico, abierto y reformista, tolerante, liberal y pacífico. 2) Los que no pueden ser expulsados, integrarlos plenamente, para que no odien nuestro mundo. 3) Impedir que entren más gentes escondidos tras la media luna. 4) Devolver a sus países de origen a los que finalizaron aquí sus contratos de trabajo y a los que den problemas y no se integren, a los que desprecien nuestras democracias y nuestros valores fundamentales. La seguridad y la salvaguarda de nuestras libertades lo exigen".

Muchos le aplaudieron. Yo quedé mudo, sus palabras eran como una bomba contra las bombas

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