Elecciones regionales francesas

La vuelta de Le Pen sacude a Francia

El ascenso de la extrema derecha rompe la estrategia de asfixia de Sarkozy

La Vanguardia, , 16-03-2010

LLUÍS URÍA – París. Corresponsal

PROVENZA-COSTA AZUL-NORTE Jean-Marie Le Pen y su hija Marine obtienen el 20,3% y el 18,3% de los votos
Todo el mundo le había dado políticamente por muerto. Nicolas Sarkozy el primero, excesivamente confiado en los frutos que había dado hasta ahora su estrategia de ahogo de la extrema derecha. Todo el mundo le había dado por acabado, a él y a su partido. Pero, a sus 81 años, el viejo líder ultraderechista Jean-Marie Le Pen ha vuelto a colocar al Frente Nacional (FN), con un 11,7% de los votos en la primera vuelta de las elecciones regionales del domingo, en posición de recuperar su capacidad de distorsión política. La extrema derecha está de regreso y Francia todavía se restriega los ojos, incrédula.

Las elecciones presidenciales del 2007 parecían haber marcado la hora final del FN. Con su apropiación desacomplejada de los temas más caros a la ultraderecha – seguridad, inmigración, identidad nacional-,Sarkozy logró ahogar a Le Pen, que de haber eliminado al socialista Lionel Jospin en el 2002 con un respaldo del 16,8% pasó cinco años después al 10,4%. Las legislativas del 2007 (4,3%) y las europeas del 2009 (6,3%) parecieron abocar al FN – en serias dificultades económicas-a una posición definitivamente marginal en la vida política francesa. Hasta el domingo…

Los resultados de la ultraderecha en la primera vuelta de las regionales están por debajo de los obtenidos en el 2004, pero han sobrepasado claramente las previsiones de los sondeos y – sobre todo-han invertido la tendencia. “El FN había sido anunciado como vencido, muerto, enterrado por el presidente de la República. Bien, aquí estamos”, exclamó desafiante el líder ultraderechista en la noche electoral. El Frente Nacional logró el domingo pasar a la segunda vuelta en 12 de las 22 regiones metropolitanas.

El triunfo del FN ha sido también un triunfo familiar, un triunfo de la “marca Le Pen”. En efecto, los mejores resultados fueron los obtenidos por Jean-Marie Le Pen, en Provenza-Alpes-Costa Azul, y por su hija Marine, en Nord-Pas de Calais, donde se acercaron peligrosamente a los de la misma UMP: 20,3% y 18,3%, respectivamente. Lo que, de paso, parece allanar el camino de Marine Le Pen, actual vicepresidenta del partido, para suceder a su padre al frente del FN.

El resurgimiento de la extrema derecha es una derrota personal de Sarkozy. A la vista del ruido provocado por el Gobierno y la UMP durante la campaña en torno a la identidad nacional y la prohibición de la burqa, parece claro que la estrategia de Sarkozy ha tocado techo. Decepcionados por el presidente, desmoralizados por la crisis, una parte de los electores tradicionales de la extrema derecha – en su mayoría, obreros-han preferido volver a votar por el original. Puestos a jugar en el terreno marcado por Sarkozy, Le Pen ha sacado la artillería pesada, atizando el miedo al islamismo con una propaganda inspirada en la del referéndum suizo contra los minaretes.

Si una parte minoritaria de los votantes de Sarkozy en el 2007 han regresado al FN, otra parte muy importante ha optado por una deserción masiva, con una abstención histórica del 53,6%. Nada menos que 23,4 millones de franceses se quedaron el domingo en casa. Con un apoyo del 26,2%, la derecha francesa nunca había obtenido un resultado tan precario en toda la V República.

El segundo error estratégico de Sarkozy ha sido apostarlo todo a la agrupación de todas las fuerzas de la derecha – excluido elFN-en torno a la “mayoría presidencial”, en la confianza de que semejante potencia de fuego podía dejar las cosa resueltas desde la primera vuelta. Lejos de eso, la UMP se enfrenta ahora a la segunda vuelta sin la posibilidad de encontrar ningún aliado, lo que podría llevarle a perder incluso las dos únicas regiones en las que gobierna: Alsacia y Córcega. La movilización a la desesperada para intentar rescatar algunos apoyos de la abstención de cara a la votación del domingo próximo no parece que pueda evitar la debacle. La UMP se niega a ver en su derrota un voto de castigo al presidente y al Gobierno, pero lo cierto es que una veintena de ministros y secretarios de Estado figuraban como candidatos.

Menos de veinticuatro horas después del cierre de los colegios electorales, empezaban a levantarse ayer en la derecha las primeras voces críticas que pedían un cambio de rumbo. Las más significativas procedían de quienes aspiran a situarse como posible recambio de Sarkozy en el 2012 si las cosas van mal dadas. Es el caso de Alain Juppé, que ayer invitaba a abrir una reflexión sobre el ritmo y el método de las reformas, y Dominique de Villepin, que a través de sus colaboradores constató la existencia de un rechazo a la política actual.

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