La resurrección de Le Pen

El Periodico, 16-03-2010

Políticamente dado por muerto y con un pie en la jubilación, Jean Marie Le Pen ha resucitado a los 82 años haciendo gala de un vigor insospechado. El regreso a primera línea de la escena de este dinosaurio, cuya retórica remite casi a la prehistoria del populismo, ha cogido desprevenido al partido de Nicolas Sarkozy, su gran enemigo.
En la región en que se ha presentado, Provenza – Alpes – Costa Azul, Le Pen ha cosechado el 20,2% de los votos. Toda una hazaña para quien había perdido terreno hasta caer al 4% en las últimas legislativas del 2007.
Si el líder del Frente Nacional (FN), que reside en la región de París, se ha presentado en esta región del sur es porque los ciudadanos de esta zona, especialmente en Marsella y su conurbación, son más sensibles a su mensaje. En esta región viven la mayor parte de los franceses repatriados de Argelia después de la pérdida de esta antigua colonia, conocidos como pied – noirs.
Cartel vetado
Nostálgicos de la época colonial, se distinguen por su ideología ultraconservadora. Marsella, la segunda ciudad más poblada de Francia, está sometida a fuertes tensiones entre la numerosa comunidad musulmana y los ciudadanos que rechazan la presencia de la cultura islámica. Le Pen se ha distinguido por su feroz cruzada contra la construcción de una gran mezquita, que ha obstaculizado con numerosos recursos pero que finalmente ha obtenido luz verde del ayuntamiento.
Pese a las graves dificultades económicas del partido, el candidato del FN ha llevado a cabo una activa campaña basada en el antiislamismo. Le Pen no duda en jugar con la provocación copiando la idea de los carteles que pedían el sí a la prohibición de los minaretes en el referendo suizo. En estos carteles aparece una mujer con el velo integral junto a un mapa de Francia sembrado de minaretes y pintado con la bandera de Argelia. Incluso ha rentabilizado la decisión del tribunal de Marsella de prohibirlos por considerar que incitan al «odio» y que «estigmatizan al islam». La noche del domingo, al conocer su resultado, el eufórico Le Pen compareció tras un atril que exhibía el polémico cartel tapado con una banda roja en la que se podía leer: «Censurado».
Ayer, tras poner el dedo en el ojo de Sarkozy, al que, entre otras cosas, reprocha no haber prohibido el burka, pidió a los electores del FN en las regiones en que el partido no ha obtenido el 10% necesario para pasar a la segunda vuelta que no voten a la UMP (el partido de Sarkozy) ni al PS. Por este orden.

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