El grito de las invisibles

Una manifestación reclamará el 28 de marzo en Madrid los derechos de las mujeres que trabajan en la precariedad

Público, SUSANA HIDALGO, 15-03-2010

Domingo por la tarde, en uno de los pocos momentos de respiro que tienen un grupo de empleadas del hogar. ¿Un rato para descansar, estar en casa, con la familia o en el cine? No. Las mujeres, la mayoría inmigrantes, se reúnen en un local del centro de Madrid para preparar una manifestación que el próximo 28 de marzo a la una de la tarde las llevará a ellas y otras muchas mujeres que trabajan en la más absoluta precariedad a defender sus derechos.

En España hay unas 700.000 trabajadoras dedicadas a la limpieza de hogares. Desde 1985, estas mujeres se rigen por un régimen especial en el que no se aplica el Estatuto de los Trabajadores ni el del Trabajo Autónomo. Hay tres tipos de trabajo dentro de las empleadas del hogar: las que están internas, las externas y las que cobran por horas. Ninguna gana más de 1.000 euros al mes. En general y teniendo en cuenta cualquier empleo, las trabajadoras ganan un sueldo medio al año de unos 17.000 euros; el de los hombres ronda los 23.000.

Mari es inmigrante, trabaja como interna y no tiene papeles. “Quiero que se reconozcan mis derechos. Es decir, que respeten mis horarios, mis pagas, mis vacaciones, las dos horas de descanso. Los que nos emplean se hacen los olvidadizos, tienes que ir siempre detrás a reclamar cosas que por derecho son nuestras”, se queja esta mujer. Mari no paró hasta que encontró una asociación que atendiese sus derechos. “Antes de llegar a Territorio Doméstico, recorrí decenas de organizaciones sociales, pero en todas se limitaban a cogerme el nombre”, recuerda. Mari es de las que ha sacado tiempo el domingo por la tarde para acudir a preparar la marcha.

Pero la concentración del día 28 no es sólo por ellas, sino por todas las mujeres que están trabajando sin contrato, sin pagas extras, sin vacaciones pagadas. La idea es que no sea una marcha más: “Que cada cual, personas o grupos, de Madrid o de otras ciudades, se reapropie de la convocatoria dándole el significado que más conecte con su propia experiencia, idea o sentir”.

Piensan hacer el recorrido (por el centro de Madrid, desde la Plaza de Jacinto Benavente hasta la Puerta del Sol) limpiando con plumeros los cristales de los establecimientos. Y acuda el número que acuda, ellas seguirán para adelante: “Si somos cuatro, pues somos cuatro”, concluye Micaela, antes de coger el tren, ya de noche, para regresar a limpiar casas a Valladolid.

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