Los pequeños milagros de las familias de acogida

La Razón, 14-03-2010

Vienen desde África, Asia o Iberoamérica, a veces solos, a veces con sus madres. La vida de estos niños es una carrera contra el tiempo y la falta de recursos. Para hacerles la espera más fácil, hay familias que ponen un cubierto más en la mesa.
 

Resulta fácil creer que ayudamos a alguien cuando, en realidad, es a nosotros a quienes nos abren los ojos. Las familias de acogida y las ONG reconocen que se trata de una experiencia en la que reciben más de lo que dan. No lo admiten, pero están obrando pequeños milagros al conseguir que niños con graves problemas de salud, cuyo tratamiento es impracticable en su país, gocen de una segunda oportunidad.

El hecho de que 26.000 pequeños mueran al día por causas evitables, sin que los países ricos o pobres actúen, es una de las razones que llevó a Pepo Díaz a liderar Infancia Solidaria. Entre otros programas, esta ONG trae a España a niños procedentes de América Latina, África o Asia. No necesariamente han de ser niños huérfanos o excluidos socialmente;  son pequeños cuya dolencia está diagnosticada, pero que o bien no pueden permitirse una operación en su país –«la sanidad, en el mejor de los casos, es semiprivada», comenta Díaz–, o bien no cuentan allí con los medios necesarios.

En el 80 por ciento de los casos se trata de niños con cardiopatías, pues «en tres cuartas partes del mundo no hay quirófanos adecuados para tratar a estos niños». 
Infancia Solidaria busca para ellos un hospital, gestiona los trámites burocráticos y les buscan una familia durante el tiempo que pasen en España, ya sea para el niño solo o acompañado de su madre. En cuatro años han ayudado a 60 menores. Desgraciadamente, tres no lo superaron. El último, Mohammed,  de origen keniata, sufrió un derrame pleural.

«Queremos que tengan cariño y que no se encuentren solos. Vienen a un país desconocido y están desconcertados», dice Díaz. Así opina también Samira Briguech. Esta empresaria lidera la Fundación Adelias que, con la ayuda de Sanitas y Caja de Ahorros del Mediterráneo, posibilita el proyecto «pasillo verde»: forman a médicos y pediatras de Nador (Marruecos) y traen a España a niños de esa zona para que se les trate de sus enfermedades, muchas veces cardiopatías congénitas graves, en los Hospitales de la Moraleja y la Zarzuela.

Los niños suelen venir acompañados de su madre y pueden pasar su estancia en un piso cedido por Caja Mediterráneo y acondicionado por voluntarios de Sanitas. Sin embargo, a veces es preferible que estén con una familia.  «Una chica de 20 años, que no ha salido nunca de su país, prefiero que esté acompañada. Podría desmoralizarse», comenta Samira.
Se ofrecen todo tipo de familias «que comparten una vena solidaria fuerte».


El mínimo de estancia son dos semanas, aunque pueden llegar a dos o tres meses. La fundación tiene una «lista de espera» de 30 niños, y, a lo largo de este año, esperan ayudar a entre 35 y 40.  «Esas madres no dejan de dar gracias a Dios por la suerte que han tenido», dice Samira. Una niña con raquitismo y enanismo, otro niño con serios problemas de riñón… «Son pequeños cuyas vidas pueden estar hipotecadas». Así, el criterio que se sigue es el de la gravedad de cada caso.

Las familias de acogida no sólo reciben gratitud y afecto. «Es un ejemplo para los niños. Ven cómo sus padres se abren a otras culturas, y comparten con ellos mesa y mantel, agua caliente…. Es muy hermoso», comentan. Este concepto es uno de los pilares de Infancia Solidaria: «Se trata de ayudar a los niños de aquí gracias a los niños de allí.  Personalizamos la ayuda en los hijos de los socios, que sean ellos los que reciban las cartas, etc. De este modo, se les abre los ojos a la solidaridad y, por un ratito, se olvidan de la Play y de la Wii». 

 

Isabel de la Puente

Madre de acogida
«Las madres te transmiten una gratitud que te liga a ellas de por vida»
Isabel se dio cuenta de que quería ayudar a los niños cuando conoció, hace casi dos años, a Hanna, la niña que acompaña a estas líneas, y que fue acogida por su hermana. «Llegó a España muerta. Era etíope y estaba  huérfana. Tenía problemas de corazón y desnutrición. Con dos años y medio, pesaba tres kilos. La operaron en el Ramón y Cajal. Fue un milagro». Madre trabajadora de dos hijos, Isabel confiesa que «la primera vez que acoges, es una experiencia desconocida que haces con miedo, pero en la segunda sabes que vas a recibir más de lo que das». Y es que, para ella, «la caridad es optativa, pero la solidaridad es una obligación». Así, varios niños han pasado por su casa. Como Bilal, un marroquí que sufría una anomalía congénita cardiaca, y que cumplirá tres años en agosto; o Icram, una chica de 15 años que tuvo que regresar a su país sin operarse «porque su enfermedad era muy grave». «Una mamá keniata no conocía ni el agua ni la electricidad. Mi experiencia es que ni primer mundo ni nada: ellos son felices en sus países. Yo intento que mis hijos valoren la suerte que tienen», dice Isabel.  Cuando se despide de estas madres, a pesar de hablar lenguas diferentes, logran «transmitirte una gratitud que te liga a esas mujeres de por vida».

 

 

Direcciones útiles
Fundación Infancia Solidaria
Dirección: Florencio Cano Cristóbal, 6. Madrid.
Web: www.infanciasolidaria.org
Correo: is@infanciasolidaria.org

Fundación Adelias
Dirección:  Islas Mascareñas, 6. Madrid
Tel:  91 316 39 53
Web: www.fundacionadelias.org

Fundación Tierra de Hombres
Tel:  91 309 04 10
Web: www.tierradehombres.org



 

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)