Un constructor coruñés reconoció ayer en el Juzgado de lo Penal número 2 que contrató a dos hombres para hacerles la vida imposible a los inquilinos de un edificio a los que quería echar. Al aceptar los hechos que se le imputaban, el hombre eludió la pena de prisión que pedía para él el fiscal, y la condena quedó en una multa de 2.500 euros. Por su parte, los hombres que puso a vivir en el inmueble, de etnia gitana, también asumieron su culpa y a cambio tendrán que pagar otra sanción.

Los hechos ocurrieron entre junio y octubre del año 2004 en el número 26 de la calle Santander, en el barrio de los Mallos. El constructor, que se quería hacer con el inmueble y que los inquilinos que quedaban en el mismo accediesen a venderle los pisos, metió a los otros dos acusados en una vivienda de su propiedad con la intención de causar molestias al resto de los vecinos.

Los ocupantes del piso engancharon la luz ilegalmente. También conectaron de modo anómalo el agua y causaron una inundación. Además, el interfono fue?manipulado para que sonase continuamente y se permitió el acceso constante de personas a la casa provocando continuas molestias.