En tierra de nadie

La Razón, 11-03-2010

Mamadú es un senegales de andares felinos. Los ha aprendido desde que estuvo en el CIE de Aluche. «Es como estar en tierra de nadie, ni en Senegal, ni en España», dice. Nunca le oí hablar de los policías que le custodiaban, sólo de la sensación de estar varado y hacinado en un centro de inmigrantes que, quizá para disimular, está pintado con colores alegres, amarillo y azul, lo que le da un aspecto de guardería sino fuese por las rejas, que remiten a una cárcel.

Algo de eso debe de ser, porque el martes por la noche hubo un conato de motín.  ante la aparente indiferencia de los vecinos. Una vez liberados del estigma de vivir en el barrio donde el «monumento» más reconocible era la cárcel de Carabanchel, ahora se encuentran con el CIE y parecidas escenas: familiares haciendo largas colas para ver a los internos y algaradas entre los internos y los policías que les custodian. Los españoles evitan acercarse al centro como antes lo hacían con la prisión, prefieren no mezclarse con los que están esperando para entrar, aunque para ello tengan que dar un rodeo para llegar al Carrefour de turno.

El CIE es una anomalía, producto de esa política de inmigración, basada en «papeles para todos», que sufrimos todos.

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