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Nigeria, en estado de confusión

La Voz de Galicia, 11-03-2010

Se podría definir la actual situación en los alrededores de la ciudad de Jos, en la región nigeriana de Plateau, como de confusión. La salvaje masacre de 500 personas a machetazos, en su mayoría niños, mujeres y ancianos con poca capacidad para huir de un ataque, y todos cristianos, se ha interpretado como una venganza religiosa por el asesinato de 200 musulmanes en la misma región hace un par de meses. Y es que la realidad social es muy compleja y volátil.

Nigeria es el país más densamente poblado de África, con casi 150 millones de habitantes. Dividida administrativamente en 36 regiones y el distrito federal de la capital Abuya, es un mosaico de etnias y confesiones religiosas. En la mitad norte del país, la etnia predominante es la hausa – fulani, de mayoría musulmana, aunque también son importantes las etnias nupe, tiv y kanuri; la etnia yoruba destaca en el sur, siendo más de la mitad de sus miembros cristianos; en el sudeste predomina la etnia igbo; y así un largo etcétera.

Sin embargo, esta distribución, inicialmente muy clara, ha ido variando con el tiempo a causa de los movimientos migratorios por motivos económicos, de tal manera que la mezcla de etnias y confesiones es la norma en regiones con tierras muy fértiles, como la de Plateau, que se encuentra en el centro del país.

Además de las divisiones étnicas y religiosas, la diferenciación entre autóctonos y colonos es una forma de discriminación que provoca también graves fricciones sociales. Según una ley nigeriana, un habitante es autóctono cuando nace en el estado en el que vive pero, en la práctica, los hijos y nietos de colonos, en este caso musulmanes, siguen siendo considerados foráneos, lo que los priva de muchos beneficios y les impide mejorar de estatus.

Por si fuera poco, muchos testigos del último asalto confirman que los asesinos hablaban una lengua desconocida, lo que refuerza la teoría de que fueran mercenarios contratados para propiciar la huida de cristianos y cambiar así la mayoría.

La poca habilidad o voluntad de las fuerzas de seguridad de Nigeria para resolver los casos policiales alimenta la sensación de injusticia, algo que puede llevar a graves enfrentamientos y a la desestabilización ante la reluctancia del Gobierno estatal a actuar de manera contundente a poco más de un año vista de las próximas elecciones generales.

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