«La ablación va allí donde van los emigrantes africanos»

El Correo, MIGUEL LORENCI, 11-03-2010

Dice no saber de dónde sacó el coraje que le permitió cambiar de vida, que cualquiera hubiera hecho lo mismo en parecidas circunstancias. Un coraje inquebrantable que impulsó a Waris Dirie (1965) a cruzar el desierto de su Somalia natal para huir con sólo trece años de un matrimonio de conveniencia. Después tuvo que escapar también de un trabajo en régimen de semiesclavitud en el Reino Unido antes de poder labrarse una nueva vida y criar dos hijos.

Con cinco años Dirie había sido mutilada sexualmente. Su madre quería hacer de ella una ‘mujer limpia’, moneda de cambio para un «buen matrimonio» pactado. Así que, siguiendo una brutal tradición, hizo que le cortaran el clítoris y le cosieran la vagina. Es una terrible práctica que aún sufren hoy decenas de millones de mujeres en todo el mundo condenadas a toda suerte de tomentos físicos y psíquicos. Pero la espectacular y exótica belleza de Waris le dio una nueva oportunidad. Era una trabajadora indocumentada en Londres cuando un gran fotógrafo de moda, Terry Donaldson, reparó en ella y le facilitó el ascenso a la cima de las ‘top models’. Aprovechando ese trampolín, Waris decidió contar su vida e inició su batalla contra la ablación.

Cuando el éxito le dio la nueva vida que tanto ansiaba, contó su peripecia en un libro conmovedor, ‘Flor del desierto’ (Maeva), que bajo el mismo título – el significado de su nombre – ha llevado al cine la norteamericana Sherry Hormann. Una película igualmente conmovedora que llega mañana a las pantallas españolas y que es un espejo de las memorias de Dirie (12 millones de copias en todo el mundo).

Con ayuda de Cathleen Miller, narró su infancia en el desierto somalí, el dolor y el trauma de la ablación, y su epopeya hasta convertirse en una de las modelos más reconocidas del mundo y lograr que Kofi Annan recompensara sus esfuerzos desde la ONU.

8.000 niñas al día

Además de ser imagen de firmas como Chanel, Revlon, Levi’s o Benetton y aparecer en una película de James Bond junto a Timothy Dalton, Waris Dirie fue nombrada en 1997 embajadora especial de Naciones Unidas para los derechos de la mujer en África, avalando su esfuerzo por erradicar la práctica de la mutilación genital femenina, que sufren cada día al menos 8.000 niñas, 2.000 de las cuales pierden la vida, según la ONU. En 2002 creó una fundación para ayudar a las mujeres que la sufrieron y reclamar más sensibilidad y ayuda, en especial de los gobiernos occidentales.

«Aún creen que la mutilación genital de las mujeres es un problema lejano, que afecta sólo a África y algunos países de Asia, de modo que escurren el bulto», denuncia. «Se equivocan de medio a medio. La ablación va allí dónde va la emigración africana, de modo que es hoy una lacra global», lamenta. Aunque en los últimos años 14 países africanos han prohibido la ablación debido a la presión de la comunidad internacional, la ONU calcula que se sigue practicando abiertamente en 28 Estados.

Waris Dirie se indigna cuando se le pregunta por la ayuda que su fundación presta a las «víctimas» de la mutilación. «No son víctimas. Ayudamos a mujeres que quieren mejorar su vida y que luchan por ello. No sé si existe algo llamado valor y no sé si yo lo tengo», dice este ‘ave fénix de ébano’, renacida varias veces de sus cenizas. «Quien se vea en mis circunstancias, hallará la fuerza para llegar al otro lado. Es algo que hacen millones de seres humanos cada día, y a los que queremos ayudar», propone Dirie. «Mi modo de ayudar es ser como soy; hacer lo que hago cada día, convenciendo a la gente de que es posible cambiar».

Como ejemplo cita la modelo a su propia madre, la misma mujer que impulsó su mutilación, «convencida» hoy de su inutilidad y convertida «en una detective clandestina en el poblado, en alerta contra nuevas mutilaciones».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)