vitoria. Los treinta chavales que en junio ingresaron en el centro de oficios del Casco Viejo para consagrarse a la pintura, la paleta, el yeso y la madera, y para aplicar sus conocimientos en la rehabilitación gradual de las fachadas de la colina, están a punto de saltar a Europa. El taller de la almendra vitoriana ha aceptado la invitación de la Escuela de Artes y Materiales de la localidad francesa de Albi para ser el cuarto eslabón de una red en la que también participan Padua y Eindhoven. Mañana mismo, Vitoria festejará su incorporación a la cadena en casa del anfitrión: a partir de mayo, podrá participar en un programa de intercambio de profesores y alumnos y acceder a fondos europeos para desarrollar, cada año, un proyecto concreto con el compromiso de alcanzar la excelencia.

La entrada del centro de oficios del Casco Viejo de Vitoria en la red europea no habría sido posible, o tan fácil, sin su motor: Paco Azkonegi. El restaurador de la colegiata de San Isidoro, el imnueble de los Botines o la cripta de la Catedral Santa María se ha volcado con innegable pasión en el taller, un proyecto impulsado desde la Agencia de Revitalización de la Ciudad Histórica con el apoyo del departamento de Promoción Económica del Ayuntamiento y el INEM. Y, por ello, está muy satisfecho por la proyección de la iniciativa más allá de nuestras fronteras. “Siempre digo que lo más importante del trabajo de nuestro centro de oficios es marcar una forma de hacer, y en Albi tienen un saber hacer orientado a la excelencia y una formación de artesanos de gran calidad que enriquecerá mucho nuestro proyecto con el intercambio de docentes y estudiantes”, subrayó el director de la escuela.

Vitoria será a partir de ahora parte de un todo que reivindica la recuperación de los oficios para recuperar los cascos antiguos, pero “seguirá peleando por crear algo diferente y tener su hueco”. Por ahora, está en ello. Azkonegi considera muy fructíferos estos primeros meses de formación en pintura arquitectónica y ebanistería, las dos modalidades que ha empezado ofertando el centro de oficios de Vitoria. “Hay chicos que vinieron sin saber leer ni escribir, en patera o debajo de un vehículo escondido… Y van a salir realmente preparados para el mundo laboral”, aplaudió el director de la escuela.

El centro de oficios del Casco está plasmando día tras día los objetivos con los que nació, y que no se limitan a formar a jóvenes durante dos años y aprovechar su aprendizaje para transformar la decrepitud cara vista de la colina. También está favoreciendo la integración social de los colectivos de inmigrantes – el 60% de los alumnos es extranjero – y fomentando el espíritu emprendedor de los alumnos. “Es estupendo que encuentren trabajo en empresas, y la Agencia de Revitalización va a favorecer esos contactos, pero lo ideal es que monten sus propios negocios con el apoyo de la Agencia, porque eso ayudará a reactivar la actividad económica del barrio”, explicó uno de los responsables de la sociedad municipal, Carlos Rodríguez. En definitiva, un cuatro en uno para la almendra que Europa ha decidido paladear.