Escuela e inmigración hoy

La Verdad, JOAQUÍN GONZÁLEZ C., 10-03-2010

Recientemente se aprobó el Decreto por el que se establece y regula la respuesta educativa a la diversidad. Y mientras, en el colegio de nuestro hijo seguimos asumiendo el cupo, prestos a dar rienda suelta a la tolerancia, a la no discriminación por razón de raza, o condición social, siendo fieles al igualitarismo y la concordia entre personas, pueblos y civilizaciones; siendo comprensivos con los derechos fundamentales que toda persona tiene a la educación tanto más cuando se trata de niños.

Tomando parte responsable en la educación de nuestros hijos infundiendo en ellos valores como el compañerismo, el respeto, el igualitarismo entre personas, provengan del país que vengan y de la condición social y/o cultural que les haya tocado vivir y practicando la religión que libremente hayan elegido.

Seguimos pertinaces a nuestro asumido altruismo, aceptando la tasa o cupo de escolares inmigrantes o hijos de estos, así como chicos difíciles en el trato diario que finalmente llegan al colegio de nuestros hijos desplazados de otros. Y aguantamos, aún siendo conscientes de las carencias que estos grupos pueden arrastrar por inadaptación social, o cultural, de lenguaje u otras necesidades económicas que muchas veces influyen desestructurando y mermando la estabilidad familiar y el equilibrio de estos niños abocados a la necesidad de apoyos educativos especiales.

Pero no por ello dejamos de sentirnos en la necesidad de decir a los cuatro vientos y en demanda a las instituciones correspondientes, de la adopción real de una política educativa solidaria, igualitaria, ecuánime por y para todos los centros públicos o concertados a fin de no sentirnos ninguneados, ultrajados por las instituciones educativas a una especie de reduccionismo o apartheid del que otros papas huyen o que otros colegios provocan, sobre todo los concertados, haciendo lo indecible (ej. con cuotas abusivas a padres) para seleccionar el personal y librarse de la obligación de equipararse a nuestro centro, dando muestra de su falta de compromiso social en un mundo injusto de clasismo social deshumanizante.

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