La UE apuntala su asociación con Marruecos

El Correo, PAULA DE LAS HERAS, 07-03-2010

Es de lo poco que el Gobierno español ha podido salvar de la quema. Después de prepararse durante todo el año pasado para asumir un protagonismo mucho mayor del que, finalmente, ha permitido la entrada en vigor del Tratado de Lisboa y la llegada al cargo de Herman van Rompuy como presidente permanente de la UE, consiguió retener un privilegio: ejercer de anfitrión en las cumbres que se celebrarán durante su semestre de presidencia rotatoria. Todas tendrán lugar en España, algo a lo que ya no pueden aspirar ni Bélgica ni Hungría cuando tomen el relevo.

Aún así, el papel que ha quedado para José Luis Rodríguez Zapatero en la primera cumbre UE – Marruecos, que se celebra desde hoy en Granada, es limitado. Tampoco está claro que este encuentro – «reconocimiento político» al estatus de socio privilegiado del vecino del sur – pueda resultar rentable al jefe del Ejecutivo en términos de opinión pública. Aún está reciente el conflicto vivido con el reino alauí a cuenta de la expulsión a España de la saharaui Aminatu Haidar; una decisión tomada a pesar de las admoniciones del ministro Miguel Ángel Moratinos, que colocó al Gobierno en una difícil encrucijada. Precisamente, Haidar tiene previsto participar hoy en Granada en una manifestación para protestar por la violación de los derechos humanos.

La cita de hoy, sin embargo, colocará los focos en asuntos bien distintos. La cumbre se perfila como un trampolín para el ‘Estatuto avanzado UE – Marruecos’, el documento que sirve de paraguas a la relación entre ambas partes. El texto, aprobado en 2008, no era más que una declaración de intenciones que se tiene que ir dotando de contenido. Persigue convertir a Marruecos en algo así como un país pseudomiembro de la UE. La parte marroquí siempre lo ha definido como «menos que una total adhesión y más que una simple asociación», la europea como el «todo menos las instituciones» que, hasta hace poco, estaba dispuesta a ofrecer a sus países vecinos. El asunto tiene tanto una dimensión política – con la participación de Marruecos en agencias y programas comunitarios y la cooperación en los ámbitos judicial y de seguridad – como comercial y financiera.

Libre circulación de personas

El objetivo final es llegar a un espacio económico común, lo que implica la libre circulación de mercancías, servicios capitales y personas. Es el país vecino el que tiene que asumir la legislación comunitaria – hasta ahora sólo se ha traspuesto la directiva de cielos abiertos – y, de momento, se prevé únicamente «la presencia temporal de personas físicas» en suelo europeo «con fines profesionales».

Fuentes gubernamentales aseguran que el acercamiento a Europa ha creado un «círculo virtuoso» en el que la relación facilita las reformas en Marruecos y las reformas la relación. No quita, admiten, para que quede aún camino por recorrer, ni para que organizaciones no gubernamentales sigan denunciando la constante violación de derechos humanos.

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