La extrema derecha se crece en Holanda tras dar la sorpresa en las municipales

El Correo, FERNANDO PESCADOR CORRESPONSAL, 05-03-2010

El hartazgo de los holandeses con sus partidos políticos tradicionales es muy superior al que se esperaba. Los resultados de las municipales del miércoles conocidos ayer muestran una progresión espectacular de la formación xenófoba de Geert Wilders, el Partido para la Libertad (PVV), que sólo se presentaba en dos ciudades, Almera y La Haya, pero en las que ha cosechado unos resultados sobresalientes. Se ha convertido en la primera fuerza política de Almera, una urbe dormitorio situada a 30 kilómetros de Amsterdam donde los inmigrantes son una tercera parte de la población, y la segunda de La Haya, que es la capital administrativa del país. «Lo que sucede en La Haya y Almera puede suceder en todo el país», auguró Wilders, que considera lo ocurrido como un «trampolín para el éxito».

Sobre la base de estos resultados, las proyecciones barajadas para las generales anticipadas del 9 de junio dan al PVV el mayor número de escaños en la Cámara con 27 asientos sobre 150. Los democristianos (CDA) de Jan Peter Balkenende, la hasta ahora principal fuerza política del país que ha dirigido sucesivas coaliciones gubernamentales hasta el abandono de los socialdemócratas (PvdA), el pasado 20 de febrero, lograrían 26 representantes. Los laboristas irían en tercera posición.

Este escenario representa un trastoque mayor en los equilibrios políticos del país, por mucho que el líder socialdemócrata, Wouter Bos, se esforzara ayer en disimularlo. En junio, si las tendencias de voto se confirman, no habrá posibilidad de constituir una mayoría de Gobierno sin contar con el PVV. Incluso con él será muy problemático. Dado el temperamento de Wilders, la situación podría conducir a un gobierno en minoría con apoyos parlamentarios puntuales de la extrema derecha. La estabilidad política del país estaría permanentemente en el alero.

Triple empate

Bos, que figuraba a la cabeza tras las elecciones municipales de 2006, ha perdido ahora más de 6 puntos y recoge un 16% de los sufragios. Y la CDA de Balkenende, que había obtenido el 16,83% hace 4 años, pierde ahora 2 puntos. Los democristianos, en las proyecciones de voto tras los resultados de anteayer, perderían en junio su condición de fuerza más votada y pasarían a disputarse la primacía con los socialdemócratas y la extrema derecha por muy poco margen.

Pocas dudas caben de que el malestar del electorado holandés por la pérdida de la identidad de su sociedad es muy amplio. Se tuvieron los primeros indicios de él con el contundente rechazo del proyecto de Constitución europea, (61,6% en contra en 2005), y por los movimientos de opinión desencadenados a raíz de los asesinatos de Pim Fortuyn y Theo van Gogh, este último a manos de un extremista musulmán. Wilders es, obviamente, el heredero político del populista Fortuyn. La muy tolerante Holanda ha dejado de serlo.

De los 16,4 millones de habitantes del país, 12,2 millones tienen derecho a votar, pero sólo el 53% acudió a las urnas, un 5% por debajo del índice registrado cuatro años antes (56,3%).

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