«Mi padre violó a mi hijo y está en la calle»

El Correo, PERU S. GAMARRA, 05-03-2010

En su entorno es conocido como ‘Hannibal Lecter’. El personaje creado por el novelista Thomas Harris e interpretado por Anthony Hopkins es A.D, un vecino de Gorliz que en 2005 fue condenado a 10 años de prisión por abusar de su hija y nieto de manera reiterada. El lunes pasado, tras pasar un lustro entre rejas, recibió su primer permiso gracias a su buena conducta carcelaria. El preso salió de Nanclares de la Oca a las 12.30 del mediodía, y para las nueve de la noche ya había amenazado de muerte a su hija, por denunciarle, y a sus propios nietos. El recluso llamó a su víctima desde el garaje del inmueble donde reside la mujer. Ella, aterrorizada, se encontraba en ese momento en casa junto a sus seis hijos. La rápida actuación de la Ertzaintza evitó la tragedia.

«Mi padre me violaba y maltrataba desde que tenía nueve años», explica nerviosa Paula D., una vecina de etnia gitana de la localidad vizcaína de Gorliz que en 2004 tuvo la valentía de enfrentarse a su progenitor y a sus propios familiares para denunciar su calvario. Recuerda que al principio nadie le creyó. «A mi padre nunca le ha faltado de nada. Siempre ha tenido dinero para todo lo que ha querido. Si las cosas hubiesen salido bien se podía haber convertido en el futuro patriarca gitano. ¿Cómo se va a creer la gente que una persona así pudiese abusar de su hija?», relata.

La situación era complicada y no sabía como encararla. Nadie le ayudaba. Su madre, tío y hermano le exigieron que no dijera nada. Su familia le prometió que en el momento en que volviera a atacarla se tomarían la justicia por su mano. No fue así. Los abusos continuaron sin que ella pudiese hacer nada. Y no sólo eso, su clan se volvió en su contra por haber revelado las violaciones. «Los demás gitanos nos pinchaban las ruedas del coche en cada mercadillo al que íbamos. Nos querían desterrar», recuerda con tristeza. Se sentía desprotegida e indefensa.

«Sentí terror»

En el año 2004 Paula explotó. Su padre abusó de su hijo de siete años. «Una cosa es que te pase a ti. Uno nunca se acostumbra a que algo así le pueda suceder, pero son tantos años que terminas por resignarte. Eso sí, en el mismo instante en el que algo le ocurre a tu hijo, saltas. Es un reacción natural». Llevó al niño al hospital de Basurto. Los médicos confirmaron las sospechas de la mujer: el pequeño había sido víctima de abusos. Se armó de valor y denunció lo ocurrido. Los agentes detuvieron a A.D. «No sé de dónde saqué las fuerzas para acudir a la comisaría, pero tenía que hacerlo. No podía permitir que mi padre hiciera lo mismo con mi hijo», explica. La justicia le condenó a 10 años de prisión y dictó una orden de alejamiento de sus víctimas. No ha llegado a cumplir ninguna de las dos cosas.

El pasado 1 de marzo salió de permiso por buen comportamiento. A las nueve de la noche, sonó el teléfono de Paula. Era su padre. «Descolgué y me amenazó de muerte dieciocho veces. Corté la conversación pero volvió a insistir. ¡Estaba en el garaje y yo en casa junto a mis hijos! Me sentí aterrorizada». Llamó a la Ertzaintza y una patrulla acudió al domicilio en apenas unos minutos. Seguramente le salvaron la vida. «Quiero dar las gracias a la Policía. Se han portado de maravilla conmigo», comenta.

Ahora los suyos le apoyan. «Al ver que tengo razón, los gitanos han prohibido a mi padre la entrada en Bilbao», indica. Pero aún se siente completamente indefensa. «Desde que llamé a la Policía tardaron más de diez horas en localizarle. Lo que no me explico es que una persona con los antecedentes que tiene mi padre se pueda beneficiar de un permiso. Debería estar localizado las 24 horas del día. Sino, ¿qué sentido tiene una orden de alejamiento?», se pregunta. El acusado fue detenido el martes e ingresó en prisión el miércoles. Paula exige que cumpla la pena íntegra sin beneficios de ningún tipo.

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