Un 'féretro' chino para un secuestro

El Mundo, PABLO HERRAIZ / QUICO ALSEDO, 04-03-2010

Sucesos. Nada más comenzar el Año del Tigre, la banda de ‘El Féretro’ raptó a un chino y lo escondió en una tetería de Usera. La Policía lo liberó hace unos días Al tipo lo conocían con el alegre nombre de El Féretro, y algunos lo describen como un hombre con la voz muy ronca que se pasaba el día en una tetería. El lugar es como un bar de toda la vida que la Policía conocía bien por sus timbas clandestinas. Lo que no sabían hasta hace poco es que también se utilizó para retener a un chino secuestrado bajo la amenaza de cortarlo en trocitos.


La «Sala de Té», único nombre que tiene en español, está en el corazón del Chinatown de Madrid, en la calle Isidra Jiménez de Usera. Allí llevaron al rehén después de la celebración del Año Nuevo Chino, que ha dado comienzo al Año del Tigre.


Según las investigaciones policiales, el hombre fue secuestrado después de que celebrara la fiesta en una plaza. Los agentes de los Grupos XII de la Brigada de Policía Judicial, especializado en secuestros, el Grupo V de la Brigada de Extranjería, de mafias chinas, y la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Brigada Central de la Udev descubrieron que El Féretro había ordenado raptar a su compatriota porque no le devolvía un préstamo. Este presunto capo de la mafia china es, entre otras cosas, un conocido prestamista. Desde el pasado año 2007 había cobrado a su víctima los intereses del dinero que le dejó, y también una parte de la deuda, que tuvo que sufragar la familia del rehén.


Pero el 20 de febrero, entre las alegrías del Año del Tigre, El Féretro raptó al hombre. Poco después llamaron a su esposa, a la que pidieron 80.000 euros. De lo contrario, le enviarían a su marido de vuelta… pero cortado en trozos.


La mujer había denunciado el caso en la comisaría de Usera – Villaverde, aunque la amenaza de trocear a su esposo también estaba vigente si la Policía se enteraba. Cada vez es más común que los ciudadanos chinos denuncien los delitos perpetrados por sus compatriotas, pero hasta hace muy poco jamás se atrevían.


En el trastero


Los agentes descubrieron que en el salón de té había un trastero donde tenían escondida a la víctima. El bar tiene dentro algunas máquinas tragaperras, y siempre había un grupo de chinos jugando a las cartas o a cualquier otro juego en su interior. Cuando finalmente se realizó la operación y los policías liberaron al secuestrado, se descubrió que el local también funcionaba como casino ilegal.


Allí se organizaban timbas habitualmente y se apostaban grandes cantidades de dinero, según creen los policías. Sin embargo, los captores ya no tenían al chino en la tetería, sino que se lo habían llevado a otro lugar, donde posteriormente fue liberado.


La tetería era conocida ya por los agentes que investigan en Usera. Está junto a una plaza en la que se reúnen muchos chinos y en cuyos edificios hay varios talleres de confección de ropa donde se trabaja en condiciones infrahumanas y muchos negocios regentados por chinos. De hecho, esta plaza es el corazón de Chinatown, junto a la cercana calle de Dolores Barranco, que viene a ser la Gran Vía de este barrio chino.


El salón de té lleva cerrado tres o cuatro días. No se ha vuelto a ver a los que lo frecuentaban desde entonces. Hay cuatro detenidos.


«Se creen que el parque es suyo, es molesto»


El pequeño Chinatown de Usera – que va camino de gran Chinatown, con el imparable crecimiento de la colonia china en la zona – tiene en el laberinto de calles entre Olvido, Isabelita Usera, Cristo de la Victoria, La Pilarica, Ampliación de Almendrales y demás una auténtica pequeña China.


Y ahí, en el parque situado al inicio de la propia calle de Isidra Jiménez, suelen pasar las horas grupos de chinos «que a veces no son muy amistosos», explicaba una ecuatoriana que trabaja en una peluquería en una esquina justo frente a la tetería donde se mantuvo secuestrado al ciudadano chino liberado por la Policía hace varios días.


«Se colocan en grupos ahí en el parque, y son muchos, pero muchos», decía la mujer, que además tenía una queja: «Son ruidosos, pero lo peor es que a veces atemorizan a mis clientes. Si una persona que viene a la peluquería se queda un rato en la puerta, esperando, los chinos vienen y le preguntan: ‘¿Qué haces ahí? ¿Qué miras?’. Es molesto. Se creen que el lugar es suyo».


Otra vecina que regenta otra peluquería cercana, esta vez en la misma acera de la supuesta tetería, contaba un tanto excitada que varios de los ciudadanos chinos que frecuentaban el local estaban alojados en un piso de su propiedad, «y me lo estaban destrozando», comentaba nerviosa.


«Son gente muy poco cuidadosa, me han roto las persianas, no limpian, aparece y desaparece gente por el piso que no se sabe quién son… Por ejemplo, había un niño que de pronto desapareció… Yo creo que estos que estaban en mi piso iban siempre por ahí, e incluso me da que pueden ser algunos de los detenidos», decía la mujer señalando a una de las ventanas.

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