«Walid ya ha tenido suficiente»

«Si me preguntan si mi hijo va a buscar venganza, les diré que ya ha tenido suficiente con 9 años en prisión. Sólo nos cuenta es que quiere recuperar el tiempo, buscar esposa, tener niños. Está lleno de esperanza; ésa es su naturaleza»

ABC, LAURA L. CARO | JAN YUNES (GAZA) , 26-02-2010

Quien habla es la madre de Walid Hijazi, Mariam, que a sus 75 años irrumpe con trabajosa energía, recién llegada de una boda donde ha recibido más felicitaciones que la novia. «Alhamdulillah», gracias a dios, musita la anciana como una letanía mientras se seca las lágrimas y atina a entender que, si la prensa española está en su casa, es porque debe ser verdad eso de que el pequeño de sus 15 vástagos ha sido liberado en ese país.
Oficialmente, en el último año han recibido cuatro llamadas y dos conversaciones por Internet de Walid, que se puso por última vez en contacto con la familia hace 15 días «desde América, para decir que estaba bien». Pero uno de sus hermanos mayores, Helmi, confiesa que el joven se comunicó también con ellos el miércoles, ya desde España.
La carta
La vieja todavía no se lo puede creer. Como tampoco pudieron creerse, allá por enero de 2003, el contenido de aquella carta en la que se notificaba que el joven estaba recluido hacía un año en Guantánamo. En 2000 se había ido a La Meca a peregrinar, pero sobre todo «en busca de una vida mejor», y después desapareció.
Pensaron que podía haber muerto «en un accidente de tráfico». Y entonces llegó aquella carta, «mitad alegría por saber que estaba vivo, mitad «shock», porque como recuerda Helmi, tuvimos que llevarla a las oficinas de la Cruz Roja para asegurarnos de que ponía… eso, ¿Walid en Guántanamo? Nosotros siempre hemos pensado que un sitio así era para gente muy, muy peligrosa, para terroristas… y durante mucho tiempo no, no pudimos creerlo».
Un hogar humilde
Porque Walid es el buen hijo. Se pregunte a quien se pregunte en este hogar humilde con las paredes desconchadas, donde no hay un solo símbolo de Hamás o Fatah, como los que adornan las casas de Gaza, ni más reverencia religiosa que un tapiz barato de La Meca, todos aseguran que el chico fue siempre «normal». O «cariñoso, obediente». Quizás, eso sí, un poco «mimado» por ser el menor.
Pero a los suyos, ni se les ocurre con qué exagerar sus virtudes, ni tampoco un solo detalle que apunte a un doble carácter, a una tendencia oscura a las armas, al terrorismo o a Al Qaida, a cuyo servicio se supone que Walid fue entrenado en un campo de Afganistán que estaba dirigido por el sirio nacionalizado español Mustafá Setmarian, «Al Suri».
Fue un mal estudiante. «De pequeño se escapaba del colegio y su padre tenía que ir a devolverle», sonríe la madre, evocando la infancia de fútbol y pin pon de su hijo en las calles pobres y sin asfalto de Jan Yunes.
Ha costado más de una conversación convencer a Mariam y a sus hijos para que accedan a hablar. «El abogado», presumiblemente el letrado Matthew O´Hara que ha patrocinado a Walid desde Chicago, les advertía anoche, en el último momento, de que cualquier cosa que digan sólo va a ser utilizada «por los partidos políticos en España» para hacer daño a Walid. Pero esta familia ha decidido que no tiene nada que esconder. No saben nada de Afganistán, ni de Pakistán, y tampoco aciertan a concretarse unos a otros del todo qué pasa en Guantánamo.
«No me gusta Bush»
«Walid nunca nos ha hablado de torturas ni de humillaciones, imagino que no habrá sido divertido, relata Helmi, pero él no demuestra ira, ni enfado, sólo habla sin parar de empezar una nueva vida». La madre ni siquiera sabe quien es George Bush. Sus hijos se lo explican. «A mí ese no me gusta, pero los americanos sí, como en todas partes, allí habrá gente buena y mala…», concluye la anciana. Y pregunta qué tiene que hacer para poder ir a España y, antes de morir, poder ver a su hijo pródigo.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)