Mitos y discordias sobre el Frontex

ABC, DANIEL HERRERA | LAS PALMAS , 24-02-2010

El propio alcalde de la capital grancanaria, Jerónimo Saavedra, se quedaba estupefacto al ver que, durante el pasado 2009, grupos descoordinados de vecinos se manifestaban en los aledaños del consistorio para exigirle responsabilidades al regidor socialista sobre un tema en el que no tenía nada que ver su gestión.
Daba igual que los terrenos tuviesen la titularidad del Gobierno de Canarias o del Estado, ya que los vecinos de la Vega de San José arrastran hasta la fecha una compleja hoja de ruta cargada de manifestaciones y quejas contra todo poder establecido que vislumbre la instalación del Frontex en su barrio.
Y es que desde que el Gobierno esbozó el proyecto del programa para el control de las fronteras exteriores de la Unión Europea en esta zona de la ciudad, las movilizaciones populares se han multiplicado en el tiempo con más víscera que análisis.
De nuevo en protesta
Con la última rueda de prensa celebrada este pasado jueves ya se contabilizan nueve meses de enconada protesta ante todas las administraciones, aunque algunas de ellas no tengan nada que ver con la instalación de esta infraestructura en el barrio. Primero fue la saturación urbanística lo que se llegó a argumentar en esa repulsa generalizada. Luego fue el infundado hacinamiento de inmigrantes en la zona. Posteriormente, la posible proliferación de antenas (con los supuestos efectos cancerígenos de las mismas) tomó fuerza entre las protestas orquestadas por las asociaciones Las Tenerías, Alcorac Guanche y El Real de Las Palmas. Sin embargo, lo único que se constata en este extenso carrusel de discrepancias es que las 122 plazas de aparcamiento que se encuentran situadas en las zonas aledañas se perderían con la construcción del Frontex.
De poco ha servido que la delegada del gobierno, Carolina Darias, se reuniese con los vecinos sobre este asunto. Daba igual que el Ayuntamiento consultase al Gobierno de Canarias la titularidad de los terrenos y que Rivero tratase de apaciguar las aguas. Las jornadas de protesta y caceroladas siguen reproduciéndose en la Vega de San José sin que parezca que nadie pueda remediar la situación.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)