El abuelo materno de Sarkozy fue español y vio rechazada en 1924 su solicitud de adquirir la nacionalidad francesa

De ´sin papeles´ al Elíseo

La Vanguardia, , 23-02-2010

LLUÍS URÍA – París. Corresponsal

Benedict Mallah y su esposa, Adèle Bouvier, tuvieron durante años la nacionalidad española
Un “pequeño francés de sangre mezclada”, un “hijo de inmigrante”. Así se definió, por dos veces, Nicolas Sarkozy en el discurso fundacional que pronunció el 14 de enero del 2007 en París tras ser elegido candidato de la UMP a la presidencia de la República. Que el linaje del hoy presidente tiene poco de francés no es un secreto para nadie, por más que haya hecho de la identidad nacional y el freno a la inmigración dos de sus principales preocupaciones políticas. Su padre, Pal Sarkozy de Nagy-Bocsa, era de nacionalidad húngara y no se naturalizó francés hasta 1975. Su madre, Andrée Mallah – Dadu-,nació francesa, pero su abuelo materno, Benedict Mallah, era sin embargo un judío sefardí originario de Salónica, que adquirió la nacionalidad francesa en los años cuarenta. Lo que se ignoraba es que a punto estuvo de no ser así…

Benedict Mallah – llamado originariamente Aron-llegó a Francia en 1905 y una de las primeras cosas que hizo fue cambiar de nombre. Posteriormente, abandonaría también su fe y se convertiría al catolicismo para poder casarse en 1917 con una joven viuda de Lyon, Adèle Bouvier, enfermera a la que había conocido sirviendo como médico voluntario en la Primera Guerra Mundial.

Decidido a integrarse plenamente y hasta las últimas consecuencias en Francia – con la que soñaba desde que estudiaba francés en uno de los centros de la Alianza Israelita en Grecia-,el abuelo materno de Sarkozy arrojó al baúl de la memoria no sólo su nombre y su religión, sino también la lengua de sus padres – el español sefardí-y las viejas tradiciones orientales. Sus dos hijas, Andrée y Suzanne, fueron educadas como francesas y en la más estricta tradición católica. “Mi padre tenía un verdadero amor por Francia, era más franchouillard [ francés prototípico] que los franceses”, rememora hoy la madre de Nicolas Sarkozy en una entrevista en Le Nouvel Observateur.

Sus nietos Nicolas, Guillaume y François – como recuerda Catherine Nay en su biografía del presidente francés, Un poder llamado deseo-ignoraron la ascendencia judía de su abuelo hasta su muerte en 1972. Y eso que, tras la separación de sus padres, los tres pequeños se trasladaron con su madre a la casa de la calle Fortuny de París donde residía y tenía consulta el doctor Mallah.

Azares de la vida, el nieto de Nicolas Sarkozy, Solal – “el que se abre camino”, en hebreo-,nacido en enero de la unión entre Jean Sarkozy y Jessica Sebaoun, ha venido a entroncar ahora con la raíz judía de la familia.

Pese a una integración impecable, contra la que ni el estricto ministro de la Inmigración actual, Eric Besson, podría oponer objeción alguna, Benedict Mallah vio rechazada en 1924 su primera solicitud de naturalización. Así lo ha revelado el semanario, que ha encontrado los documentos originales: “Pese a que las informaciones recogidas sobre el señor Mallah no son desfavorables, estimo que en la ausencia de títulos serios en favor de la solicitud, conviene aplazar el examen de su demanda y de la de su mujer”, escribió el prefecto de París en su resolución, dando temporalmente carpetazo a los sueños del abuelo del presidente. La razón parece haber estribado en las presiones que a la sazón ejercían las órdenes de médicos y abogados para evitar competidores extranjeros.

En aquella época, estar casado con una mujer francesa no facilitaba la obtención de la nacionalidad. ¡Todo lo contrario! Era la mujer la que perdía la nacionalidad francesa al contraer matrimonio con un extranjero y adoptaba la del marido. Lo que tampoco se sabía es que, durante muchos años, los abuelos maternos de Nicolas Sarkozy vivieron en Francia con la nacionalidad… española. En efecto, la familia Mallah la había adoptado en 1912, sin duda en recuerdo de su origen español-sefardí, cuando Salónica, hasta entonces bajo dominio turco, fue anexionada por Grecia.

Probablemente porque había vivido en sus propias carnes la condición de extranjero, Benedict Mallah puso a su hija Andrée una condición para autorizar su matrimonio con un inmigrante húngaro, llegado a Francia en 1948 huyendo de la dictadura comunista, Pal Sarkozy: que éste solicitara la nacionalidad francesa. El yerno del doctor, sin embargo, orgulloso de su ascendencia húngara, eludió durante muchos años este compromiso.

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