Ángel Castaño, en su despacho de Fuente Álamo. ::M. BARRANCO

El nombre lo dice todo. Ángel derrocha amabilidad y saber estar, y explica cualquier cuestión de la forma amena. Hay quien diría que es un asistente social atípico. La Mancomunidad de Servicios Sociales del Sureste, formada por La Unión, Torre Pacheco y Fuente Álamo, se disolvió a finales del pasado año. Ángel Castaño ahora es el responsable del área de migraciones en Fuente Álamo, y tal es su buen hacer profesional que colabora como compañero de los demás municipios.

- ¿Qué problemáticas presenta una persona inmigrante cuando se sienta ante usted?

- En mi labor profesional tengo dos líneas de actuación. Por una parte, realizo los informes de inserción en base al arraigo social; procedimiento por el cual aquellos inmigrantes que se encuentran en situación irregular pueden obtener los permisos de residencia y de trabajo. Este informe lo exige el Departamento de Extranjería. Por otra parte realizo una labor digamos más alejada de lo burocrático. Trabajo como mediador social.

- ¿En qué consiste exactamente esa mediación social?

- Son proyectos en los que se pretende la mejora del alojamiento para inmigrantes, que no siempre se logra, pero sí se van dando pasos. Nos encontramos con bastantes viviendas deterioradas en las que se realiza un contrato de alquiler y animamos al propietario a que las acondicione; por otra parte también intervenimos cuando surge algún conflicto o malentendido con el mismo arrendatario.

- ¿Tan importante es el tema de las viviendas?

- En estas zonas de campo sí, pues hay trabajo en los cultivos y muchas viviendas semiabandonadas. Aquí hemos realizado grandes avances, pues se han podido recuperar casas con bastantes años de antigüedad, a las que no daba gran importancia el propietario. Se han rehabilitado y también hemos intervenido para que los contratos de arrendamiento no sean abusivos. Detectamos que se producía un aprovechamiento de una situación precaria para hacerla aún más precaria con unos elevados costes para que hiciesen uso de las casas.

- Me decía que también surgían conflictos, ¿de qué tipo?

- En muchos de los casos provienen del cuidado de la misma vivienda, pero también debemos ser realistas. Son habitadas principalmente sólo por varones y prácticamente todos los días están de faenas en el campo. Los problemas de convivencia con los vecinos son los que ocupan el segundo lugar, como ocurre en cualquier lugar.

- ¿Existe una aceptación real de las personas inmigrantes?

- En términos generales, sí. En el Campo de Cartagena, y concretamente en Fuente Álamo, son muchos años en los que se ha producido el fenómeno de la inmigración, quizás más que en otras zonas de la Región, y eso ha conllevado a una visión normalizada de cruzarse por las calles personas de diferentes formas de vestir, de hablar o del color de la piel. Tenga en cuenta que actualmente el número de inmigrantes censados en Fuente Álamo es del 42%. Yo no he percibido problemas de racismo, e incluso elaboramos un amplio programa de actividades dirigidas a todas las culturas.

- Tengo una curiosidad. Están ustedes ocupando las dependencias de la Policía Local y además junto al cuartel de la Guardia Civil, ¿cómo vive esto quien viene de forma irregular?

- Eso mismo nos preguntamos todo el equipo de trabajadores de Servicios Sociales, y a nosotros lo que más nos llama la atención es el número progresivo de personas mayores inglesas que viven en los ‘resort’ y que acuden solicitando ayudas sociales.