La furia de los desheredados

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO. CORRESPONSAL, 15-02-2010

Inmigrantes norteafricanos se lanzan a la calles de Milán para protestar por la muerte de un egipcio a manos de sudamericanos Roma


Escaparates rotos, decenas de coches volcados, papeleras en llamas… Enfurecidos por el asesinato de un egipcio a manos de un grupo de sudamericanos, decenas de inmigrantes norteafricanos se echaron el sábado por la noche a la calle en una barriada de Milán. Y arrasaron cuanto encontraron a su paso.


La oleada de violencia se prolongó durante cinco horas y ha reavivado el siempre encendido debate sobre la inmigración en Italia, desatando nuevas y polémicas proclamas. Como la que, por ejemplo, realizaba el eurodiputado y consejero municipal Matteo Salvini, miembro para más señas de la Liga del Norte, partido que forma parte de la colación de Gobierno: «Hay que controlar casa por casa, piso por piso, y expulsar a los inmigrantes ilegales», exigía.


Los incidentes tuvieron como escenario un barrio multiétnico de Milán, situado en los alrededores de Via Padova y donde conviven inmigrantes de 50 nacionalidades.


El detonante explotó en torno a las 17.30 horas, cuando un egipcio de 20 años llamado Aziz El Sayed y un amigo suyo procedente de Costa de Marfil se enfrascaron en una discusión con un grupo de unos seis o siete sudamericanos.


La disputa se zanjó cuando alguien sacó una navaja y le asestó varias puñaladas en el pecho a Aziz El Sayed. Al llegar la ambulancia, el joven ya estaba muerto.


A partir de ahí se desencadenó la batalla campal. Numerosas mujeres magrebíes comenzaron a exigir a gritos «venganza» desde las ventanas de sus casas, mientras que decenas de hombres empezaron a destrozar todos los negocios hispanos que encontraron a su paso. Comenzaron por el restaurante Machu Pichu, para continuar después con los contenedores de la basura, las vallas de publicidad, los automóviles… La violencia se prolongó hasta las 21.30 horas y se saldó con cuatro inmigrantes egipcios detenidos, acusados de vandalismo.


La Liga Norte, un partido conocido por sus posiciones xenófobas, no ha dudado en solicitar a su compañero de filas, el ministro del Interior, Roberto Maroni, la expulsión inmediata de Italia de los responsables de los disturbios.


Una solicitud también secundada por Maurizio Gasparri, presidente en el Senado del Pueblo de la Libertad, el partido que lidera Silvio Berlusconi. «No podemos tolerar que tengan lugar auténticas guerras étnicas en nuestras ciudades», señalaba. Roberto Calderoli, ministro para la Simplificación Normativa (sic), también se subía al carro: «Lo sucedido es una respuesta a todos aquellos que sostienen que la integración pueda ocurrir por ley o por decreto».


Pero Pierluigi Bersani, líder del Partido Demócrata (el principal de la oposición de centro izquierda), ponía el dedo en la llaga al destacar que tanto Italia como Milán como Lombardía (la región a la que pertenece Milán) están todas gobernadas por el centro – derecha, y proclamaba: «Lo sucedido es la prueba de que ha fracasado tanto la política de integración como la de seguridad».


Hace unos meses, el Gobierno de Silvio Berlusconi aprobó un controvertido paquete de medidas de seguridad que, entre otras cosas, tipifican como delito el ser un inmigrante sin papeles.


Ya en enero pasado numerosos inmigrantes protagonizaron violentos enfrentamientos en la localidad de Rosarno, en el sur de Italia, al ser disparado uno de ellos en los testículos por chavales italianos. La población local respondió a esa oleada de violencia expulsando de la localidad a todos los negros. «Una limpieza étnica», según denunciaron varios miembros de la oposición.

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