FÁTIMA DJARRA, MEDIADORA DEL PROYECTO DE PREVENCIÓN DE LA MUTILACIÓN GENITAL DE LA ONG NAVARRA MÉDICOS DEL MUNDO

"No sirve criminalizar, sino sensibilizar sobre los efectos de la ablación en la salud de la mujer"

Nacida en Guinea Bissau hace 41 años, media con la comunidad africana asentada en Navarra para prevenir esta práctica cultural ancestral. Hoy se celebra el Día Mundial de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina. - "En dos años hemos detectado en Navarra cerca de cien mujeres africanas que sufrieron la mutilación antes de venir" - "Es una tradición cultural muy arraigada en algunas tribus africanas, incluso en países que la prohiben"

Diario de Navarra, MARÍA JESÚS CASTILLEJO . PAMPLONA, 06-02-2010

Sabe bien de lo que habla, porque lo vivió “en la piel”. Nacida en Guinea Bissau hace 41 años, sufrió la ablación a los 4 y al crecer convenció a su familia para que no repitieran la mutilación genital (MGF) en hermanas y sobrinas. Hoy es el Día Mundial de Tolerancia Cero contra la MGF. Fátima Djarra Sani es mediadora del proyecto de Prevención de la MGF en la población africana de Navarra, que promueve desde 2008 Médicos del Mundo, financiado por Salud.
Habla francés y lengua “mandinga” y algo de “bambara” y “peul”. La MGF o ablación consiste en la extirpación parcial del clítoris u otras partes del aparato genital femenino, práctica ancestral entre diversos grupos étnicos presentes en 28 países de África subsahariana y Oriente Medio. Médicos del Mundo estima en 612 las mujeres y niñas africanas residentes en Navarra de dichos países. Unicef calcula que afeccta a entre 100 y 130 millones de mujeres vivas y que cada año unos 2 millones de niñas corren el riesgo de sufrirla.

Algunos lo ven un tema religioso.

No lo es. Es una tradición cultural milenaria de algunas tribus africanas. Tiene que ver con ritos de iniciación, del paso de niña a mujer, muy arraigados, y que las propias mujeres practican y transmiten de generación en generación. Además, en África decide la familia, los mayores, y por eso es muy difícil oponerse y evitarla. Hay países donde ya está prohibido, pero se sigue llevando a cabo.

¿En que consiste su mediación?

Trabajo con la comunidad africana y sus asociaciones y con profesionales sanitarios y educativos, mediante talleres, para sensibilizar y prevenir la mutilación. Aquí es ilegal y no se practica. Las mujeres con mutilación – hemos detectado casi cien, aunque puede haber más – la sufrieron en África. Muchas de estas mujeres necesitan ayuda por las secuelas en su salud. Además, hay niñas – hijas, hermanas pequeñas… – en riesgo de ser mutiladas si van a sus países de vacaciones, por ejemplo.

No será fácil abordar este tema…

No lo es. Hay que tener mucha cautela y mucho tacto, es un tema muy delicado, propio del mundo íntimo y secreto de las mujeres. Yo misma sufrí rechazo e incomprensión de familiares y amigos, que no entendían cómo trabajaba en esto. Cuando empezamos el proyecto, el primer año fue muy difícil ganarnos la confianza de las personas y hacerlas ver que no las criminalizamos, que se trata de hablar de forma razonable sobre la cultura, la tradición, los aspectos positivos y negativos – de la práctica física de la mutilación – … Del derecho a la salud de las mujeres y las niñas y de los peligros de la mutilación, como dolores, hemorragias, infecciones, problemas en el parto… En dos años hemos organizado ya 52 talleres con 687 participantes, entre hombres y mujeres, y la experiencia es muy positiva.

¿Y con los profesionales?

Llevamos ya 9 talleres con 132 profesionales de la salud y 15 talleres con 154 profesionales educativos. Les informamos sobre la mutilación, sus orígenes antropológicos y culturales y sobre cómo abordar con cuidado este tema. A veces no se detecta a primera vista – depende del tipo, hay varios – y las mujeres tienen secuelas pero no lo dicen. Si hace falta, acompaño a mujeres al ginecólogo. También es importante que los pediatras lo conozcan, para detectar posibles casos.

¿A los “blancos” nos cuesta entender y abordar este tema…?

Sí, se tiende a criminalizar, “uf, qué bárbaros son los africanos”. Pero todos tenemos tradiciones positivas y negativas. Además, muchas veces ni siquiera las personas son conscientes, es una tradición y creen que es buena. Hace falta tiempo, tolerancia y mucha paciencia. Y también en África hay mucho trabajo por hacer.

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