El comité de especialistas que desde hace 10 meses, por encargo del Gobierno francés, delibera si debe existir una ley que permita elaborar estadísticas étnicas, un asunto polémico que divide a la sociedad gala, hizo ayer pública su decisión: no hay necesidad de una nueva ley, Francia cuenta ya con útiles suficientes como para descubrir la discriminación en la ciudadanía.

Hace más de dos años, Nicolas Sarkozy encargó a Yazid Sabeg, comisario de la Diversidad, que se hiciera con las “herramientas estadísticas necesarias para radiografiar” la sociedad. Sabeg prometió entregar un proyecto de ley encaminado a permitir que Francia se saltase una de sus reglas de oro: la de impedir hacer estadísticas y encuestas en las que los datos relevantes fueran el color de la piel, el origen u otro signo posible de discriminación. Los defensores del censo étnico argüían que constituía una manera útil de ver la sociedad para corregirla; los críticos veían en la medida una solución puramente racista.