El ministro francés de Inmigración, Eric Besson, dio una nueva vuelta de tuerca al debate sobre el uso del velo integral al negarse a conceder la nacionalidad francesa a un inmigrante que obligaba a su esposa –francesa– a llevarlo, según anunció ayer el Ministerio en un comunicado. Más madera justo una semana después de que una comisión parlamentaria abogara por prohibir el uso del burka y prendas similares en los servicios públicos.
Besson «ratificó y transmitió» ayer al primer ministro, François Fillon, «un proyecto de decreto que rechaza la adquisición de la nacionalidad francesa» por parte del inmigrante, según el comunicado, que no cita su nombre ni su país de origen. El Ministerio argumenta la negativa esgrimiendo «la investigación reglamentaria y la entrevista previa», que revelaron que «esta persona impone a su esposa el uso del velo integral, la priva de la libertad de ir con el rostro descubierto y rechaza los principios de laicidad y de igualdad entre el hombre y la mujer».

VOCES POR LA PROHIBICIÓN / El uso del velo integral, que afecta en Francia a unas 2.000 mujeres musulmanas, lleva meses en el ojo del huracán. El propio presidente Nicolas Sarkozy ha declarado que el burka y el niqab –que apenas deja ver los ojos– «no son bienvenidos en Francia», y según un reciente sondeo el 57% de los franceses son partidarios de su prohibición total.
Después de seis meses de trabajo, el pasado día 26 los 32 miembros de la comisión parlamentaria presentaron sus conclusiones, entre las que destaca la recomendación de prohibir el velo integral en transportes públicos, hospitales, escuelas, bancos, oficinas de correos y otras dependencias de la Administración. Asimismo, propusieron a la Asamblea Nacional que adopte una resolución que condene de forma solemne –aunque sin efecto obligatorio– unas prendas «contrarias a los valores de la República». Fillon, ha dicho que su Gobierno va a presentar un proyecto de ley que suponga «una prohibición del velo integral lo más amplia y efectiva posible».
En junio del 2008, el Consejo de Estado ya confirmó el rechazo a la concesión de la nacionalidad francesa a una marroquí que usaba el velo integral. En aquella ocasión, la más alta jurisdicción administrativa de la República arremetió contra una «práctica radical de la religión incompatible con los valores esenciales de la comunidad francesa».