Una mina mata a un militar español y hiere a otros seis en Afganistán

El Periodico, 02-02-2010

el soldado John Felipe Romero Meneses, de 21 años, origen colombiano y vecino de Mollet del Vallès (Vallès Oriental), engrosó ayer la lista de los 90 militares españoles –y un traductor afgano– que en los últimos nueve años han muerto en Afganistán. El fallecido viajaba en un blindado BMR que saltó por los aires al pasar por encima de una mina oculta en la ruta Lithium, en el paso de Sang Atesh, al norte de Qala – i – Naw. Otros seis militares que iban en el mismo vehículo, el primero de una fila de 11 que custodiaban un convoy de alimentos de la ONU, resultaron heridos, dos de gravedad. Tras la explosión, la caravana fue atacada con fuego de fusil. Los militares contratacaron y mataron al menos a tres insurgentes.
El enfrentamiento entre los militares y los talibanes duró bastante tiempo, ya que los españoles tuvieron tiempo de solicitar apoyo aéreo a los helicópteros de ataque Mangusta del Ejército italiano, que dispararon contra los insurgentes y causaron un número indeterminado de bajas. Tras la lucha, los militares se incautaron de un importante número de armas y munición.

VIEJO BLINDADO REFORZADO / La sucesión de los hechos permite hacerse una idea de cómo prepararon el atentado los insurgentes. La mina, con una cantidad de explosivo que ayer no se pudo determinar pero en cualquier caso suficiente para destrozar el blindado –un vehículo que, por cierto, fue reforzado hace dos años–, había sido preparada para estallar al paso del carro con la intención de causar bajas no solo entre sus ocupantes, sino también entre los militares que acudieran a socorrer a sus compañeros.
Tras la explosión, los insurgentes permanecieron agazapados observando la escena. Segundos después atacaron a traición y con fuego de fusil a los militares que corrieron a ayudar a los heridos. La respuesta fue inmediata y contundente: durante el tiroteo murieron tres talibanes, más los que cayeron en el ataque de los helicópteros italianos.
En el último atentado con mina antes del registrado ayer, en el que murió el cabo Cristo Ancor Cabello, no hubo un segundo ataque de los insurgentes. En la guerra de Afganistán, los talibanes acostumbran a sembrar los pasos de los blindados militares de artefactos explosivos improvisados, que se han convertido en su principal y más mortífera fuerza. ¿Cómo se lucha contra las minas? Con precaución y las máximas medidas de seguridad. El soldado Romero, como el cabo Ancor, viajaba en un BMR, el blindado más antiguo del Ejército, que tiene que ser sustituido por los nuevos RG – 31, más seguros contra las minas y que ya deberían estar patrullando por el país centroasiático, pero su uso se ha retrasado para introducir mejoras.
Afganistán se ha convertido en la misión más dura y peligrosa de todas en las que ha participado España en los últimos 22 años. Lo ha dicho la titular de Defensa, Carme Chacón en innumerables ocasiones, pero mantiene firme el compromiso con la ISAF (siglas en inglés de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad), a la que el Ejército aporta 1.068 militares, a los que en marzo se unirán otros 511. Los atentados contra las tropas españolas no van a cambiar los planes del ministerio, que ayer contó con el apoyo de todos los grupos parlamentarios salvo el de Izquierda Unida, que una vez más pidió el regreso del contingente español. A última hora de la tarde y acompañada del jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general José Julio Rodríguez, Chacón voló a Afganistán para mostrar su apoyo a las tropas y regresar esta noche con los restos mortales del soldado y los seis heridos, siempre que el viaje no suponga un riesgo para su salud.

PRIMER DESTINO EXTERIOR / En el avión de las Fuerzas Armadas, adecuado como un hospital para la repatriación de los heridos, viajaron expertos del centro internacional de desminado de Hoyo de Manzanares para colaborar en la investigación.
El fallecido llegó a Afganistán el 1 de noviembre junto a sus compañeros del regimiento de Cazadores de Montaña Arapiles 62, con base en el cuartel del Bruc, donde trabajaba Romero, y en Sant Climent Sescebes (Alt Empordà). Esta era su primera misión internacional.

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