La negativa de varios locales en Torrejón de Ardoz a permitir la entrada a algunos inmigrantes por razón de su raza, tal y como pudo comprobar EL PAÍS este fin de semana, ha provocado una ola de reacciones por parte de diversas asociaciones de extranjeros en la región.

“Vemos que a la luz de la discriminación institucional [las normas ilegales de empadronamiento que aplicaba el Ayuntamiento torrejonero con los inmigrantes] se han destapado prácticas detestables y xenófobas que se daban en este municipio”, dice Raúl Jiménez, portavoz de la asociación hispano – ecuatoriana Rumiñahui. Acerca del hecho de que algunos de los establecimientos donde se encuentran los locales de ocio que no permiten el acceso a personas negras estén vinculados a familiares del vicealcalde y del concejal de Vías y Obras de este municipio, Jiménez afirma: “Eso explica por qué no hacían nada cuando les informaban de estos casos de exclusión. El Consistorio debe una explicación”.

Maxine Yieyu, portavoz de la Asociación de los Sin Papeles, cuya mayoría de miembros son africanos de raza negra, dice desconocer si la culpa de que se vivan estas situaciones es de los políticos o de los empresarios, pero incide en que “sea quien sea el culpable, son los políticos los que deben mediar e intentar arreglarlo”.

Además, estos colectivos de extranjeros denuncian que este tipo de discriminación no sólo se da en el municipio de Torrejón, sino que se puede palpar en muchos más locales de toda la Comunidad de Madrid. “Desgraciadamente, este fenómeno se da en muchos lugares de España”, asegura Miguel Fonda, presidente de la plataforma de asociaciones rumanas Fedrom y miembro del Foro para la Integración Social de los Inmigrantes del Ministerio de Trabajo.

Maxine Yieyu corrobora esta versión. “Yo mismo fui una vez con tres amigos negros a la discoteca Maxine, en Madrid, y nos negaron la entrada. Mi nombre estaba hasta en la lista, pero eso les dio igual. Es una vergüenza”.