Emboscada mortal en el avispero afgano

El País, NATALIA JUNQUERA, 02-02-2010

“Un artefacto explosivo de gran potencia”, según el Ministerio de Defensa, acabó ayer con la vida de John Felipe Romero Meneses, un soldado del ejército español y nacionalidad colombiana, de 21 años. Ocurrió en las proximidades de Sang Atesh, en la llamada Ruta del Litio, pasada la una de la tarde (hora española). Inmediatamente después del ataque y en esa misma zona, los militares españoles respondieron a un tiroteo de la insurgencia que se saldó con tres talibanes muertos y “gran cantidad de armamento y munición” incautada, según fuentes de Defensa. El contingente español ya ha sufrido varios ataques en esta misma zona.

Ayer los militares realizaban una patrulla de reconocimiento en un convoy de 11 vehículos BMR, con miembros de la fuerza de seguridad afgana. El soldado fallecido viajaba en el primer blindado, en el puesto de tirador. Los otros seis ocupantes del vehículo resultaron heridos por la explosión, dos de ellos graves: el teniente del Ejército de Tierra Jordi Francesc Rubio Carceller, de 28 años, casado y natural de L’Hospitalet (Barcelona), y el soldado de nacionalidad colombiana Daniel Ospina Quintana, de 23 años y soltero. Entre los cuatro heridos leves hay un soldado colombiano de sólo 19 años.

Los primeros indicios apuntan a que el artefacto explosivo pudo ser modificado para aumentar su potencia mortal, según fuentes militares, ya que el BMR quedó destrozado. La presión de la rueda del vehículo sobre la bomba pudo activar el mecanismo. De confirmarse estas primeras impresiones, el ataque habría sido muy similar al que el pasado octubre costó la vida en Afganistán al cabo Cristo Ancor Cabello. Entonces los insurgentes modificaron una mina anticarro para aumentar su potencia con cerca de 20 kilos de explosivo. La víctima también viajaba a bordo de un BMR. Pero de momento, todas las hipótesis siguen abiertas, hasta que el equipo del Centro Internacional de Desminado desplazado a la zona pueda analizar a fondo los restos de explosivo con seguridad.

Tanto los heridos como el fallecido fueron evacuados en helicóptero al hospital Role 2 de la Base de Apoyo Avanzado de Herat. Como la zona en la que ocurrió el ataque es muy peligrosa y enseguida se hizo de noche, los artificieros no pudieron dedicar tiempo a examinar los restos de explosivo.

John Felipe Romero estaba destinado en el Regimiento de Cazadores de Montaña Arapiles 62, con bases en Barcelona y San Clemente de Sasebas (Girona). Apenas llevaba dos meses en Afganistán. La ministra de Defensa, Carme Chacón, viajaba anoche al país para organizar la repatriación del cadáver, acompañada del Jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general José Julio Rodríguez, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Fulgencio Coll. Con ellos viaja también a Afganistán el equipo del Centro Internacional de Desminado de la Academia de Ingenieros del Ejército de Tierra, en Hoyo de Manzanares (Madrid) para investigar lo sucedido.

El contingente español ya ha sufrido varios ataques en las proximidades de Sang Atesh. El último se produjo en diciembre, cuando una patrulla del equipo de reconstrucción nacional de Qala – i – Naw, que acompañaba a soldados del Ejército afgano, recibió disparos desde varios puntos. Durante más de una hora, los militares españoles repelieron el ataque, sin víctimas.

La Ruta del Litio, a la que la misión de ISAF intenta aportar seguridad, une las ciudades de Qala – i – Naw (donde se encuentra el Equipo de Reconstrucción Provincial, PRT, de los españoles) y Bala Murghab, uno de los feudos de los talibanes en la provincia de Badghis, zona de presencia del contingente español. A través de esa ruta se traslada la mayor parte de ayuda humanitaria, como la del Programa Mundial de Alimentos. Ayer, en un primer momento, el Ministerio de Defensa pensó que los militares atacados eran los que escoltaban a un convoy de ayuda humanitaria por esa ruta, cuando en realidad se trataba de la patrulla de reconocimiento que regresaba a Qala – i – Naw.

Un total de 90 militares del Ejército español han perdido la vida en Afganistán desde el inicio de la misión, en 2002. La mayoría (79) murieron en los accidentes aéreos del Yak – 42 y del Cougar; dos en accidentes de tráfico, uno de infarto de miocardio y ocho en acciones de combate.

Tres de las 90 víctimas son de origen extranjero. La última, hasta ayer, había sido el soldado Christian Javier Quishpe Aguirre, de nacionalidad española y origen ecuatoriano, que fue atropellado por un BMR mientras lo estaba reparando el pasado 8 de enero. El 24 de septiembre de 2007 falleció en Afganistán Stanley Mera Vera, también de origen ecuatoriano. Hoy hay 5.771 inmigrantes en las Fuerzas Armadas, el 6,7%.

El atentado de ayer obligó al Ministerio de Defensa a cancelar una reunión que los Jefes del Estado Mayor tenían previsto mantener hoy con los portavoces de los grupos parlamentarios. El objetivo era informarles sobre la estrategia para Afganistán pactada el pasado 28 de enero en Londres, donde la comunidad internacional acordó contribuir con al menos 100 millones de euros al plan del Gobierno afgano para tratar de persuadir a los talibanes para que depongan las armas a cambio de dinero o trabajo.

A este asunto se refirió ayer el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen en Bruselas: “Que haya una solución política con respeto a la Constitución interesa a todas las partes (…) Como que se dé a los talibanes una ocupación que les ofrezca algo más que luchar contra nosotros”, informa Ricardo M. de Rituerto. Y advirtió: “2010 será un año decisivo, pero también difícil y tendrá muchos días malos”. Como el de ayer, en el que también murieron dos soldados británicos en una patrulla en la provincia de Helmand, al sur de Afganistán.

El Gobierno ya ha anunciado su intención de mandar al avispero afgano un nuevo contingente compuesto por 511 efectivos.

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