El veto a una mujer musulmana en Cunit esconde intereses económicos

El Mundo, SALUD MUÑOZ, 30-01-2010

Fuentes institucionales e incluso ‘víctimas’ de los servicios que presta la mezquita de la localidad denuncian el negocio encubierto del imam con los recién llegados del Magreb Cunit


Ni integrismo religioso ni salafismo. Los intereses del imam de Cunit para coaccionar y amenazar a una mujer musulmana, mediadora en el Ayuntamiento de este municipio catalán, no son espirituales ni religiosos, pero sí de poder y económicos. Según fuentes policiales, municipales, de la Generalitat y de entornos de trabajadores marroquíes, desde la mezquita de Cunit se controla un negocio que tiene que ver con la regularización de papeles, obtención de viviendas y trámites por los que cobran a los desorientados recién llegados del Magreb y que menguó desde la intervención de la mujer en la labor de orientar gratis desde un servicio municipal.


Fátima G. la mujer musulmana de 31 años acosada por el imam de Cunit no se quitó el velo como consecuencia de su trabajo como mediadora en el Ayuntamiento de esta localidad de Tarragona e incumpliendo los preceptos reservados a las mujeres en el Corán. Se lo puso cuando tenía 14 años y se lo quitó a raíz del acoso a la que la estaba sometiendo la comunidad musulmana dirigida por el imam Mohamed B, tal y como confirmaron a EL MUNDO fuentes municipales y cercanas a la mujer. Su negativa a llevar el pañuelo no fue la causa del acoso, sino la consecuencia.


El volumen de negocio que se puede llegar a manejar desde las mezquitas, centro indiscutible de primera acogida para los inmigrantes marroquíes, es incalculable, por desconocida. «Lo mismo te pueden pedir 3.000 como 4.000 como 2.000 euros por empadronarte o por tenerte en una lista preferente para comunicarte las convocatorias de vivienda social», aseguran fuentes de Federación de Entidades Religiosas Islámicas de España (FEERI) , que llegan a tener conocimiento de estos abusos después de que se hayan producido. Así lo confirman U. F y E. H, dos mujeres marroquíes que no llevan pañuelo, salen, beben, bailan e incluso fuman y contra las que el imam de Cunit no ha tenido una palabra de reproche. «El imam cobra una comisión, pero él actúa de intermediario entre el recién llegado y la persona que hará las gestiones para ayudarte a conseguir papeles, empadronarte o una vivienda».


Según fuentes de Habitatge, «todos los marroquíes que optan a una vivienda de protección oficial creen tener prioridad, porque aseguran que por eso han pagado al imam, que es quien los avisa y les ayuda a preparar la documentación. El pago al imam no lo esconde nadie». La labor de Fátima G no ofende a Alá, sólo perjudica los intereses económicos del imam de Cunit que inició el acoso a la mujer desde el momento en la que empezó a desarrollar su labor de mediadora en el Ayuntamiento.

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