«Reducir la inmigración significa reducir la criminalidad»

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO. CORRESPONSAL, 29-01-2010

Berlusconi desata una controversia al hablar de la lucha contra los clandestinos Roma


«Menos inmigrantes significa menos criminalidad». Ésa es la frase que ayer pronunció Silvio Berlusconi y que, inmediatamente después de salir de su boca, desencadenó una fuerte controversia en Italia.


El primer ministro italiano se descolgó con ese polémico enunciado durante la rueda de prensa que ofreció después del consejo de ministros, en el que su Ejecutivo – del que forma parte la Liga Norte, un partido que ha hecho de sus posiciones xenófobas una de sus principales señas de identidad – presentó un plan especial para combatir a las organizaciones mafiosas y el trabajo en negro. «Los resultados de nuestra lucha contra la inmigración clandestina son muy positivos», se jactó Il Cavaliere, añadiendo que una «reducción de los extracomunitarios significa menos fuerzas que van a engrosar las filas de los criminales».


Las palabras de Berlusconi adquirieron especial relevancia dado el escenario en el que fueron pronunciadas: la ciudad de Reggio Calabria, en pleno territorio de la organización mafiosa ’Ndrangheta y en cuyas proximidades se registró hace tres semanas un violento brote xenófobo contra los subsaharianos que trabajaban como temporeros en Rosarno, localidad de la que fueron expulsados en plan limpieza étnica.


Las palabras del primer ministro, cuyo Gobierno aprobó el año pasado una durísima legislación contra los sin papeles que incluye la tipificación como delito de la inmigración ilegal, desataron un aluvión de críticas por parte de la oposición. «El miércoles Berlusconi recordaba el Holocausto condenando el odio racial y la intolerancia. Y hoy se descuelga con unas declaraciones vergonzosamente xenófobas», se quejaba ayer Fabio Evangelisti, miembro de La Italia de los Valores, el partido que lidera el ex magistrado Antonio Di Pietro. «El primer ministro de una democracia civilizada y moderna no puede decir que más inmigrantes implican más criminalidad, porque se trata de una ecuación racista. Debería pedir perdón a los inmigrantes que con su trabajo contribuyen al bienestar del país».


«Menos primer ministro, menos crímenes», ironizaba Anna Finocchiaro, portavoz del Partido Democrático en el Senado, recreando la frase pronunciada por Berlusconi y haciendo clara alusión a los problemas judiciales que siempre han marcado la carrera política del actual jefe del Ejecutivo.


El partido del Gobierno, el Pueblo de la Libertad (PDL), reaccionó cerrando filas en torno a su líder. «Sus palabras sobre los inmigrantes fueron claras. Las medidas adoptadas por el Gobierno para hacer frente a los inmigrantes clandestinos han reducido también el número de delitos, y ése es un dato irrefutable», sostenía el senador Maurizio Gasparri: «La polémica desatada en torno al asunto está totalmente fuera de lugar, porque es evidente que la referencia era a los inmigrantes que llegan a Italia para delinquir a través de organizaciones criminales».


Sin embargo, un reciente estudio realizado por la organización católica Caritas pone en evidencia que es precisamente la condición de irregularidad la que empuja a muchos inmigrantes a delinquir, ya que entre el 70% y el 80% de los inmigrantes que son denunciados en Italia no tiene papeles. Y a eso hay añadir que en la inmensa mayoría de los casos – nada menos que el 87,2% – el delito que se achaca a los clandestinos tiene que ver con una violación de la ley italiana de inmigración, que establece que es ilegal entrar en el país sin un contrato de trabajo. En cuanto a los inmigrantes con papeles, la investigación de Caritas revela que no delinquen más que los italianos.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)