Tribuna Abierta

Si levantaran la cabeza

Diario de Noticias, 28-01-2010

SE está hablando mucho en estos últimos días de inmigración y derechos. He leído y escuchado a la alcaldesa de nuestra ciudad, Yolanda Barcina, que los inmigrantes sin papeles generan gastos por tener que facilitárseles servicios derivados de competencias municipales impropias, es decir, relacionan sin ningún rubor emigración con carga económica. Incluso se atrevió a acusar al Ministerio del Interior de ser el responsable de que existan inmigrantes sin papeles que generan esta situación y no hacer nada por dar respuesta a lo que, para ella, supone tanto problema.

Ella sabe que esto sencillamente es mentira. Existe una apuesta y un trabajo por una inmigración legal, ordenada y vinculada a un contrato de trabajo, y no a un bono de transporte o a una factura de agua o luz, tal y como practicó el Partido Popular. Con el Gobierno socialista se han establecido líneas de trabajo con los países de origen y, gracias a esta cooperación, ha disminuido a la mitad la llegada de inmigrantes en situación irregular, particularmente aquellos que lo hacen en embarcaciones.

Para ello también se han aumentado los efectivos policiales y se han duplicado los recursos. La coordinación entre países tiene también como consecuencia que en 2008, según los últimos datos oficiales, se llevasen a cabo 46.500 repatriaciones de inmigrantes en situación irregular. España además está expulsando a los delincuentes extranjeros que comenten delitos graves, 7.591 el pasado año. La visión global del fenómeno ha hecho que la Unión Europea haya hecho suya la iniciativa española de alcanzar un Pacto de Inmigración y Asilo como política común.

Pero el hecho más relevante sobre el fenómeno de la inmigración en nuestro país es que la inmensa mayoría de las personas inmigrantes que viven en España están en situación legal, trabajan, tienen derechos y cumplen con sus obligaciones como cualquier ciudadano. ¡Qué poco se oyó a la señora Barcina criticar la medida del empadronamiento, cuando entró en vigor con el PP en el poder!

Por otro lado, la portavoz nacionalista, Uxue Barcos, respondió a Yolanda Barcina con otro comentario también lamentable y desafortunado, recordándole su origen y relacionándola con su supuesta emigración a estas tierras. Qué estrechez de miras y qué incoherencia. Si defendemos los derechos de los inmigrantes, en ningún caso, podemos criticar a alguien acusándole de inmigrante, como si serlo fuera una ofensa.

Creo que ni una ni otra tienen ninguna razón. Por supuesto que se puede hacer crítica de posicionamientos políticos más allá de que se pueda reclamar financiación para dar estos servicios en otros foros u otros momentos, y realizar críticas a posicionamientos políticos, pero nunca por lugar de procedencia ni de residencia.

Es una evidencia que mientras haya miseria, necesidad, hambre, existan guerras y países que no respetan los derechos humanos, mientras en el mundo haya dictaduras y persecución política, habrá personas que aspirarán a un futuro mejor para ellos y sus familias lejos de su hogar, buscando nuevas oportunidades en países cuyo nivel de vida es sensiblemente superior y cuyas fronteras a veces se sitúan a escasos kilómetros. Y esta realidad es tan antigua como la humanidad misma: los flujos migratorios existen, existieron y existirán siempre.

No es fácil afrontar un fenómeno tan complejo y que afecta a todos los países desarrollados, lo que debería llevar a grandes consensos políticos y a tratar la inmigración con un carácter global e integral. En nuestro país nos encontramos con que la derecha está rebasando algunos límites que pueden llegar a afectar gravemente a la convivencia. Para conseguir un puñado de votos se están agitando fantasmas con el objetivo de provocar los peores instintos en la ciudadanía y esta práctica es muy peligrosa e irresponsable, sobre todo, viniendo de quien ha tenido responsabilidades de gobierno durante muchos años y aspira a tenerlas.

Tratan de que cale el mensaje de que aquí no cabemos todos y como medida magistral se propone que no se empadrone a los inmigrantes en situación ilegal. Eso sencillamente es dar la espalda a la realidad. El empadronamiento es una medida administrativa que permite a los ayuntamientos conocer su población exacta, para disponer los servicios necesarios. El hecho de no contar a quienes viven en una ciudad no quiere decir que no existan. Y se hacen este tipo de afirmaciones justamente cuando la realidad de la inmigración irregular empieza a cambiar y por primera vez en años empieza a disminuir.

Algunos, como en el caso de Vic, sólo lo hacen por mantenerse en el poder, mientras otros no se atreven a llevarles la contraria, me imagino que por el mismo espurio motivo. Es decir, renuncian, en algunos casos, a valores y principios propios e inherentes de su ideología. Incluso son capaces de recurrir a la socorrida percepción ciudadana para justificarse.

Para los que no acostumbramos a mirar el lugar de nacimiento, ni el label de nadie, es algo que nos preocupa, y mucho. En vez de acabar con un debate perjudicial para todos, más para nosotros mismos que para las personas inmigrantes por lo que conlleva de incoherencia y falta de ética, nos dedicamos, como siempre, a buscar culpables en vez de dar soluciones, a escurrir el bulto de la responsabilidad y desviar la mirada hacia los más débiles. Y lo que es peor, crear un problema en donde no lo había. Y es que si encima se cuantifican estos servicios prestados y se comparan con otras obscenidades económicas, es casi irrisorio e inmoral.

¿Quién tiene interés en que se vea a estas personas como generadores de esta situación? ¿Por qué instaurar ahora el debate de que aquí no cabemos todos? Si algunas personas se miraran menos su ombligo, tal vez se dieran cuenta que con estas frases están dilapidando la dignidad de muchas familias que un día se vieron obligados, o quisieron, qué más da, viajar a otras tierras. Si levantaran la cabeza aquellos españoles, aquellos navarros, que con sus equipajes como compañía, tenían que montarse en cualquier medio de transporte para viajar a otros lares, cercanos o lejanos y vieran todo lo que se está diciendo y haciendo, seguramente nos vomitarían todo su desprecio.

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