Ningún gobierno estatal de EE.?UU. ha resultado tan maltratado por la crisis económica como California, el más grande y más rico de la Unión.

Para mantener el funcionamiento de los servicios básicos como escuelas y hospitales, el gobernador Arnold Schwarzenegger se ha visto forzado a poner en marcha draconianas medidas de reducción del gasto y rediseño de prioridades. Si bien ha sido capaz de evitar el cierre de colegios y parques públicos, sigue sin encontrar una solución satisfactoria para el mantenimiento de la costosa red de cárceles del estado, que alberga (en esto también es el primero) la población penitenciaria más numerosa del país.

Como medida para aligerar las prisiones, a Schwarzenegger se le ocurrió en el 2009 la idea de poner en la calle a miles de internos, los menos peligrosos, algo que nunca plasmó para mayor tranquilidad de los ciudadanos. Tras meses de búsqueda de alternativas, el gobernador acaba de plantear ofrecerle dinero a México para que construya prisiones adonde puedan ser enviados los inmigrantes indocumentados que se encuentran alojados en presidios californianos.

«Podríamos mejorar muchísimo el sistema carcelario si pudiéramos llevar a los presos, por ejemplo los 20.000 detenidos que son inmigrantes indocumentados, a México», declaró el antiguo actor metido a gobernador.

La población carcelaria de California alcanza los 170.000 reclusos, pero un tribunal federal ordenó al estado reducirla a 40.000 para poder cumplir con los requisitos de salud que se consideran mínimos en los centros penitenciarios.

Como solución, Gobernator ordenó acometer un programa de reformas en el sistema carcelario, que han empezado a ser aplicadas esta semana, y que incluyen el cumplimiento de condenas más cortas.

Otra de las medidas ideadas por el gobernador es que los presos puedan ofrecer sus servicios como bomberos o como socorristas a cambio de reducir sus condenas.

Según datos facilitados por el ex actor, cada recluso le cuesta al estado 50.000 dólares (más de 35.000 euros) al año.