DEPORTADO EN TRES CAMPOS NAZIS|AL GRANO // ENTREVISTA

Edmon Gimeno: «Aún continúo preguntándome por qué Dios nos dejó solos»

HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DEL HOLOCAUSTO. Plaza Reial. 19.30 HORAS.

El Periodico, , 27-01-2010

CARME ESCALES
BARCELONA

«Nos obligaban a fijar la mirada sobre los condenados preparados con la soga al cuello, a desnudarnos con la nieve a la altura de las rodillas, nos golpeaban, gritaban e insultaban a cada momento». Así volvía a emocionarse Edmon Gimeno, ayer, recordando ante alumnos de bachillerato de Mataró y de Santa Coloma de Gramenet el infierno que vivió como deportado en campos de concentración nazis. Hoy, Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, Gimeno encenderá una vela por los republicanos que, como él, lo sufrieron en carne propia.

–Buchenwald, Dora Mittelbau y Bergen-Belsen. ¿Puede recordar un momento de esperanza en esos tres campos de concentración?
–Solo cuando los cuatrimotores de los aliados nos sobrevolaban. Se apagaban las luces y escuchábamos un fortísimo ruido. En aquel momento, sentías la esperanza de que tal vez alguien luchaba y lograría ganar. Esos eran nuestros pequeños y únicos espacios para pensar en la libertad.

–¿Cómo se lucha mentalmente, en silencio, para sobrevivir?
–Me resulta difícil de responder, porque en realidad vives constantemente con la sensación de que no vas a salir vivo. Es demasiado fuerte lo que ves. Las campanas te despertaban y sabías que te esperaban 12 o 14 horas de condiciones insoportables.

–A algunos la fe religiosa les ayudó.
–Sí. Recuerdo que un día unos compañeros nos convocaron para rezar y cantar. Pero Dios no vino. Hoy, continúo preguntándome por qué nos dejó solos. Respeto las creencias, para muchos, la religión es un consuelo, pero yo, viendo tantas barbaridades, me pregunto por qué Dios lo permite. Incluso el Papa Benedicto XVI se preguntó acerca de ello en su visita a Auschwitz.

–¿Cómo se pasará el mensaje de Nunca más a las futuras generaciones cuando ya no tengamos testigos directos como usted?
–En las memorias publicadas de los deportados quedará el aviso de que no se deben volver a vivir, jamás, esas barbaries ni por cuestión política, ni social. Tampoco en nombre de ninguna religión.

–¿Dónde guarda usted la esperanza de que aquello nunca se repita?
–En la cultura moral, en el progreso del ser humano, en su voluntad de mejorar. Tal vez la humanidad ha de madurar aún. Todavía hay muchos dramas y sufrimiento.

–¿Ha vuelto a Alemania?
–No. Nunca volveré, nunca más.

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