Radicales

Diario Sur, JUAN TEBA, 21-01-2010

Lo de ‘no cabemos todos’ con respecto a la emigración ilegal y/o ‘sin papeles’ que propone el centro derecha político español, jaleado con entusiasmo por los comentaristas más integristas de la prensa conservadora, es para estar preocupados. Y no tanto porque se salgan con la suya, porque, finalmente, siempre se acaba imponiendo el sentido común en nuestro país, al menos, desde la Transición hasta el momento actual, sino por la circunstancia de que tales comentaristas o periodistas de opinión, absolutamente estresados y radicalizados, proceden en su inmensa mayoría de las corrientes de cambio que dominaron la prensa española en los del ‘cambio político’ y la caída de la dictadura.

Colegas comentaristas que estuvieron aportando chorros de aire fresco en los años finales de la dictadura y que facilitaron la llegada de la democracia y ayudaron a transformar el Estado centralista. Y en los tiempos que corren navegas por la red y examinas los periódicos, ‘on line’ o de papel, y lees a tales comentaristas ex radicales, militantes izquierdistas, mayoritariamente, en aquellos años sesenta y setenta, de forma que resulta inevitable con frecuencia sentir escalofríos por los disparates, amenazas y violencias de todo género que incluyen en sus comentarios. Porque muchos de ellos, más que analizar y ofrecer sus enfoques, se limitan directamente a insultar a todo lo que huela a posiciones de izquierdas o, simplemente, a favor de la ampliación de la cesta de libertades, con especial incidencia en lo referentes a la libertad de conciencia, el derecho al aborto y la secularización de las costumbres.

Lo dijo un pensador francés en el XIX: «Cuando un demócrata y progresista entra en crisis, se está introduciendo en un túnel que desemboca en la derecha». Seguramente será así, pero algo tendrá que ver la forma de actuar de los partidos de izquierda, escribimos del PSOE, en realidad, tan preocupado por ocupar el poder por encima de otras consideraciones.

La manifestación más evidente se encuentra en la forma de gobernar: tanto (el centro) derecha como (el centro) izquierda gobiernan desde el centro cuando conquistan el poder. Lo hizo el PP en el primer mandato de Aznar; en la segunda el ex presidente ganó sin discusión, sacó pecho el notable y sucedió lo que todos recordamos. El PSOE sigue el ejemplo, aunque con una diferencia: el voto de izquierdas siempre es más crítico que el de derecha. Todo está en el aire, pues.

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