NIÑOS PELIGROSOS Los menores de la calle comparten espacio con vendedores de droga subsaharianos en Ciutat Vella

Esquinas teñidas de polvo blanco

La Vanguardia, , 20-01-2010

ENRIQUE FIGUEREDO – Barcelona

Los vecinos de la calle Hospital reparten su preocupación tras la llegada de camellos a sus esquinas
Ciutat Vella sigue siendo el distrito más complejo de la ciudad. En sus calles coinciden con mayor o menor intensidad todos los tipos de conflictividad urbana que puedan registrarse. Su callejero es escenario de las andanzas de los menores que inhalan cola industrial pero también del tráfico de drogas que protagonizan un grupo de ciudadanos subsaharianos que han pasado a formar parte del paisaje que se dibuja en las esquinas de esta parte de la ciudad. Estos adolescentes en riesgo social comparten el espacio con este grupo de camellos que llevan a los vecinos de la zona a mal traer.

Si puede verse con cierta frecuencia a los adolescentes magrebíes en la calle Hospital esquina Egipcíaques, resulta más fácil encontrarse con este grupo de vendedores callejeros de droga. Se trata de un problema ya muy extendido en el distrito. Si hace unas semanas los vecinos de la calle Avinyó se quejaban de la presencia constante de estos traficantes al paso, ahora hacen sentir su voz los del otro lado de la Rambla. Yes que, según informaciones policiales, son un mismo grupo que se mueve. Habitan los chaflanes con la naturalidad del que tiene todo el tiempo del mundo para ver pasar la vida ante él, pero su cometido es bien distinto a pesar de su aparente pasividad.

“A mí me preocupa lo de los niños callejeros, pero que estos traficantes hayan decidido poner un punto de venta delante de mi establecimiento también me causa muchos problemas”, explica un empresario de la calle Hospital que prefiere permanecer en el anonimato, pues teme que le reconozcan y sufrir algún tipo de represalia del grupo.

Parecida visión del asunto comparte otro propietario de un establecimiento de la calle Hospital. Y es que la presencia de estos vendedores de droga se ha vuelto cotidiana. “Están por doquier”, añade este vecino que lleva muchos años desarrollando una actividad comercial en el barrio.

Ello no quiere decir que la presencia policial en la calle Hospital, por ejemplo, y en otros puntos de Ciutat Vella, no se haya incrementado en los últimos meses. Concretamente en esa vía del Raval la presencia de parejas de agentes, tanto de los Mossos d´Esquadra como de la Guardia Urbana, es casi constante. Su patrullaje resulta disuasorio cuando se encuentra en el campo visual de los traficantes, pero cuando está fuera de su alcance continúa la actividad. Es la dinámica del ratón y el gato. “Últimamente se ve más policía, eso es verdad”, confiesa una dependienta que se convierte en la tercera persona que confirma lo que es en realidad una evidencia. Pero es que este grupo de vendedores callejeros de droga es móvil. Hay muchas esquinas en las que esperar un cliente, aunque para ellos sea siempre preferible un punto fijo.

El comprador sabe siempre dónde puede encontrarles, pero la policía, también. Es posible, sin embargo, que lleven poca o ninguna sustancia encima si la policía los cachea. En otros casos bastante frecuentes, los camellos se tragarán las bolas de heroína o cocaína que puedan llevar alojadas en la boca. Los Mossos d´Esquadra, empujados por la realidad del trapicheo callejero de drogas en Ciutat Vella, además de la aparición hace cosa de un año de este grupo de subsaharianos, creó recientemente un equipo especial de lucha contra el tráfico de estupefacientes en la comisaría del distrito. Su trabajo lleva todavía poco tiempo desplegándose. Dicho grupo especial tiene, entre sus objetivos, desmantelar este tipo de organizaciones atacando a los suministradores de las sustancias que venden. Se pretende alcanzar el segundo escalón.

Fuentes de los Mossos explicaron que si el modelo sale bien en Ciutat Vella podría extenderse a otros distritos de Barcelona que tengan parecida problemática.

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