Deja Oporto para convivir con una boliviana a la que conoció en la Red

La Verdad, A. PÉREZ, 20-01-2010

El entorno es agradable. La sombra de los árboles del jardín y el fluir de la fuente hacen amena la espera en la oficina de estadística del Ayuntamiento de Murcia en el jardín del Salitre, donde se realizan los trámites de empadronamiento.

Las colas no son tan excesivas como hace unos años, en parte porque se puede solicitar la documentación por Internet. Con todo, la presentación de las solicitudes se ha de hacer de modo presencial. La mayoría de usuarios acude a las oficinas en busca de un certificado de empadronamiento, a registrar un cambio de domicilio o a renovar su inscripción – los inmigrantes irregulares sin permiso de residencia son eliminados del padrón si dejan constancia de su presencia cada dos años – .

Historia de amor

Menos numerosos son las altas de nuevos murcianos. La hoja padronal refleja en estos casos esperanzas e ilusiones, laborales en la mayoría de los casos, pero también historias de romances y reagrupamientos familiares.

Sentimental es el motivo del empadronamiento de Daniel Oliveira. Él y su novia Daniela forman una nueva familia murciana pese a que el origen de ambos está muy lejos de la Región. Portugués de 19 años y natural de Oporto, Daniel acaba de aterrizar en la Región para convivir con Daniela, una boliviana vecina de Murcia desde hace cuatro años a la que conoció por Internet. Su intención es «encontrar trabajo para poder asentarme». En su país trabajó de soldador y fue militar, pero una enfermedad pulmonar le impide ambos oficios.

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